miércoles, 5 de mayo de 2010

LUZ DESPIERTA

Blanca historia
Tarde blanca
Nuestros sueños
A la luz
Risa espuma
Intensa risa
Nuestra tarde
Entre los sueños
Y la paz

Luz tan franca
Franca historia
Que compone
Sinfonías de amistad
Vieja historia
De sonrisas
De la piel
Felicidad

Blanca tarde
En tus sentidos
Blanca hoja
De tu piel
Somos aire
Libre inmenso
Somos sol
Somos instantes
Instantes bajo el sol

martes, 4 de mayo de 2010

REPTILES EN EL CENTRO DE LA TIERRA

Mi corazón estaba justamente en el centro de la Tierra. Demasiada responsabilidad. Mi pasión alimentaba tanto, nutría tanto, mi calor era el sudor de tantas pieles. Mi corazón estaba en el centro de la Tierra cuando desperté.
            Volví a ser espejismo. Me encontré en medio del desierto, mi casa, mi escondite. Entre el calor y las tinieblas, aquella oscuridad que sólo puede dar la dura presencia del sol. Mi corazón estaba justamente en el centro de la Tierra, y ahora yo era únicamente otro reptil. Sufriendo con la arena en mi pecho, con la voz de la lengua y mis sonidos. El desierto y la soledad. Busqué una salida a la distancia. El roce era ardiente.
            De pronto me perdí en un laberinto sin paredes. Al salir me encontré caminando en dos patas, ¿o dos piernas? ¿Dos escobas? Corrí como pude en el desierto que había dejado de ser desierto, corrí desesperado por tu cama. ¿Dónde estabas? Yo serpiente. Mientras tanto, mi corazón había quedado en el centro de la Tierra. Dejé de sentir, dejé de amarte, dejé de soñarte. Y llegaste. Me besaste. Yo no podía quererte. Pero quería. Intentaba tomarte entre mis brazos pero te desvanecías cada vez que lo lograba. Eras noche y desierto. Pero yo ya no estaba en el desierto. La locura se hizo negra, oscuridad impregnando tus ojos. Te veía, te sentía. No podía quererte. No te puede abrazar. Y de pronto la nostalgia.
            Nostalgia cautelosa, de visita. Mil sonidos. Guerra tibia, sol naciente ya sin luz. Luna virgen, carne tierna. Tu humedad y mi pasión a la mitad. Fuimos dos y te veía. Fuimos uno en tu piel. Fuimos sangre y somos cuerpos. Corriendo desde el desierto hasta el fondo de la tierra en busca de pasión.
            Nos perdimos, dos reptiles. Nos soñamos sin deseos de soñar. Nos besamos sin querernos, nos amamos sin amar. Dos reptiles pecho al suelo. Dos reptiles que no pueden regresar. En el centro de la Tierra ambos ardemos.
            En un cactus del desierto tu canción. Fuerte el viento. Fuerte sol y fuerte aire. Fuerte alma la que empieza a florecer. Somos dos y nos queremos, pero el centro de la Tierra está en tu piel
            Laberinto de reptiles y tormentas más de arena. Laberinto de pasiones y sudor. Te he encontrado en el oasis, te encontrado en mi cajón. Eres mía con tu imagen. Tus imágenes que viven en mi ser. Eres sueño y eres cuerpo, eres vino. Y te bebo. El desierto se apresura a huir de mí.
            En el centro de la Tierra encuentro algo. Tu pasión ha desterrado a mi razón. Somos paz y somos luna. Luna virgen, desteñida. Somos almas de la noche y el placer. Somos armas destructoras, destruimos al amarnos. Nos amamos. Nos buscamos por la noche en mi colchón. Eres voz y soy reptil. Nos buscamos en los besos, nos besamos. Nos queremos. Activamos la humedad y la emoción

lunes, 3 de mayo de 2010

LA POTENCIALIDAD DE LAS PALABRAS

Sin duda, entrar en el territorio de la potencialidad de las palabras, suena casi redundante: escribir es ahondar en la potencialidad de las palabras, pensar lo es. Las palabras son potencialidad. Absoluta. Posibilidades desbordándose, explicándose y creándose exponencialmente cada segundo.
Las palabras hoy, ocupan un lugar distinto. Son más, corrientes, públicas, descomunales: una cascada de ideas que recorre cables y satélites para llegar sin filtros hasta nuestros ojos. Pero siguen existiendo las letras, pero siguen existiendo las historias, la información, la locura, el arte y el placer de descubrir con la verdad de la comunicación, la verdad de la comunicación más efectiva según las religiones occidentales más importantes. Dios escribió la creación y después se llevo a cabo ésta. ¿No es apasionante? Mágico y sublime.
Mientras tanto, los cables y satélites se llenan de mierda, los papeles se llenan también de mierda, entre más fuerte es el flujo de palabras más se esconden los diamantes en el palabrerío. Y los ojos se pierden, y los ojos se frustran y los ojos se confunden leyendo. Pero también hay más tesoros escondidos. Como representante del palabrerío, dibujo con tinta de bites las historias que pasan por mi mente, el surrealismo que suponen mis sueños, aquellos que esconden a mi realidad y me vuelven un loco, diserto sobre mi particular punto de vista del mundo que me rodea, del calor que me mueve y la pasión que me transforma. Como representante del palabrerío me pierdo entre la mierda y los diamantes. Pero busco. Busco sin parar, y encuentro magia que no llega a las librerías, magia que cuelga de las librerías pero no había llegado hasta mí. Encuentro inteligencia y sensibilidad. Encuentro más de lo que busco, busco más de lo que propongo, ensayo más de lo que resuelvo. Descubro. Y me topo, entonces, con una mala noticia: el término líderes de opinión es obsoleto y ridículo, ya no dice nada. Las opiniones a las que refieren son minúsculas, son creadas para ellos mismos por ellos mismo, por un branding fantasioso que los hace dueños del punto de vista. Eso pasa en México, en el mejor escondite de los escritores maravillosos y el mejor escaparate de los mediocres.
¿Dónde quedaron nuestros periódicos, nuestras revistas, nuestra poesía? ¿Dónde quedaron nuestras letras?
La importancia de las palabras va desde la imaginación y el acercamiento a nuevos universos, hasta la más educativa de las posturas políticas, desde la movilización hasta la espiritualización. Abarca todo aquello que se puede comunicar. Todo aquello que nos puede hacer soñar, callar o morir. Las palabras nos llevarán a ganar batallas. Y sin ellas, seguiremos siendo hombres de paja, espantapájaros pegados a la TV, vampiros mediáticos envueltos en chismes. La importancia de las palabras está en el corazón y en los ojos. En los más profundo de nuestra sensibilidad. La fuerza de las palabras está en nuestros anhelos, en nuestros sueños, en la única esperanza que tenemos de mejorar. Las palabras son nuestra salida a un país y un mundo mejor. Con ellas, y sólo con ellas, construiremos mundos alternativos, mundos reales mejores, nos indignaremos con la estupidez ajena, conoceremos la verdad, aunque no sea absoluta.
¿Cuál es la potencialidad de las palabras? La potencialidad del ser humano. La potencialidad de una especie que tiende, naturalmente, a persistir en su planeta. Nuestro planeta es de las letras.
¿O no es así?

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

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