jueves, 21 de octubre de 2010

BIENVENIDOS TODOS. LA NUEVA POESÍA

La poesía del delirio me obliga a detenerme un tiempo a decir algo. Un alto en medio de una vida que a nadie le interesa para decir algo. O nada. La poesía del delirio, el delirio de las letras hartas intentando devolver el sentido a todo aquello que ya lo ha perdido, la poesía del delirio, la locura en forma de poesía que se inflama de pasiones alimentadas de lo que sucede alrededor de nuestra propia ensimismada realidad. Externa. Interna. Desafiante e insultante realidad que nos comemos, que padecemos en forma de sonrisas ajenas que no encuentran las nuestras.
            La poesía de los cuerpos y los bailes de Shakira. La poesía del sonido y el blues, ya fijo, de Eric Clapton. Las letras delineando lo que somos y pretendiendo saberlo. La poesía de la piel y del delirio que se inventa tras de mí. La poesía de los sueños y de lo que aspiramos alcanzar.
            Lo que aspiramos alcanzar está en nuestras manos, siempre y cuando lo sepamos conocer, siempre y cuando lo sepamos dibujar inspirados en los dibujos que escriben otros, en la poesía del delirio, la de la fantasía la de la realidad alterna en la que yo quiero estar.
            En las letras, en Internet, en los blogs, en cada una de las  palabras que leemos en un iPad, o en un monitor. La nueva cara de nuestra vieja cara. Sudando, gritando, gimiendo, pariendo locura que se fuga por aquello que queremos ser. Delirio. Poesía. Música. Palabras.
            Bienvenidos todos a la nueva era de poesía en la política. De la Poesía en la Política. 

martes, 19 de octubre de 2010

ERAS

Eras
sin fundirte al esperar mi resistencia
Eras
Y llegaste
Sangre imbécil
que te busca
Que te encuentra
estacionada en mi cajón
Eras
al llegar mi resistencia
Al sonar en el sonido de mi voz
Eras
y los fuiste
La constante
Entre locura y ansiedad
Eras
Lo que somos
Lo que fuimos
Eras
la mañana de mi fe
Eras
El ocaso
Sin llegada
Y llegaste
Asomando por mis manos
con pasión
Eras lo que somos
Regresamos
Eras fuego


Eres sol
Y quemas

miércoles, 13 de octubre de 2010

EL RUIDO DE HOY

A partir de hoy, para dar un poco de variedad a mi propia loquera digital y a mis intentos por ser parte de un mundo de letras en pañales que nos dibuja el inicio del siglo XXI, retomo un cuaderno de ejercicios: El ruido de hoy. ¿Qué es? No sé. Pero poco a poco lo iré descubriendo: un cuaderno de ejercicios: una responsabilidad. 
Una nueva voz. 
Parte de un concepto integral del que pronto hablaré mucho y que será lo que yo entiendo por literatura. 
Una voz para la literatura digital.  
¿Me ayudan a hacerla gritar? 

El click es aquí.

lunes, 11 de octubre de 2010

EL INICIO DEL UNIVERSO: TÚ

Empiezas tú, siendo testigo. Empiezas tú, comprendiendo la razón. Descubres soles, lunas y emociones. Lloras sin parar. Empiezas tú siendo universo, dando pie a la existencia como tal. Empiezas tú: siendo, y dando fe de la verdad de la creación. Eres. Somos. Pero primero eres. El mundo gira a tu alrededor. Porque eres vida y universo. El inicio y eventualmente el final.
Sí, claro que eres amor mientras tanto. Pero al morir termina el show. Pasas a otro escenario.
Dejando atrás al universo que viste comenzar, que hiciste comenzar.

domingo, 10 de octubre de 2010

MI DERECHO. LO QUE SOY


He gritado a viva voz y he abierto la puerta que me lleva a un mundo diferente. He sido un escritor peruano con canas y libros suficientes para poder firmar con tinta. He sido un disidente chino viviendo en una prisión y viendo cómo el mundo lo pelea, lo defiende. He sido aquel que defiende los derechos humanos en un mundo que no termina de conocerlos. El pobre está en prisión y a nosotros no nos gusta. Aunque está mal que fume ese señor, le va a dar un no sé qué si lo sigue haciendo, pero pobre, porque es víctima de una tiranía que no acepta reformas políticas ni entiende de derechos humanos, de esos derechos humanos que tanto pelea el mundo, de esos derechos humanos que el prisionero defendía siendo disidente y lo llevó a la cárcel. De esos derechos que no tienen algunos humanos mientras otros callan.
            He gritado a viva voz y he pasado inadvertido. Eso duele cuando he sido presidente de un país corrupto y un intelectual desesperado por saber, he sido un poeta más maldito que poeta y un maldito más poeta que pendejo. He sido premio Nobel de la ciencia y del artificial camino hacia una luna que conozco, he visto la Tierra desde el espacio exterior como un tal Major Tom. He visto desprenderse del planeta miles de globos que llevan sus cartas a Santa. He aprendido a respirar bajo el agua mientras escapo de mis cadenas. He sido escapista, trapecista, caminado por la cuerda floja y me he disfrazado de payaso para Felini, He caminado entre los tigres y llorado borracho por actrices de cine. He escrito obras de teatro y pensado en el suicidio. He pensado que no existo y descubierto que es mentira.
            He sido un importante periodista que no termina de entender qué es lo que sucede con su patria, he sido un filosofo comprometido con el lenguaje y he sido filosofo sin saber escribir. Sigo vivo. Y eso es cierto.
            Soy testigo de un mundo que no entiende, que decidió callar la boca hace mucho. Soy testigo que ese mundo que se vuelve contra sí mismo buscando pelear, un mundo traicionero e hipócrita. Soy testigo de un mundo. Soy un mundo, soy mil mundos. Un escritor con canas y libros, con miles de años esperando una vieja ya ganada aprobación.
            Ese mundo, disidente, que defiendo y no me defiende. Esa democracia que se queja de ser ella. Esa democracia que mata y llora. Que sangra mientras la paz dice mi nombre. Soy un nombre, tantos nombres. Soy un ser que lucha como tantos por un planeta que no puede llamarse justo.
            Tengo un derecho. Y ese es el derecho de existir.

Dedicado a Liu Xiaobo y los derechos humanos. 


jueves, 7 de octubre de 2010

SIN APOLOGÍAS: MARIO VARGAS LLOSA Y EL VIAJE POR EL PLANETA NOBEL

MARIO VARGAS LLOSA
Me hubiera gustado ser quien decidiera a quién se daría el Nobel. Sacar mis más profundos miedos y admiraciones, sacar a relucir el gusto de millones de personas que hablarán de lo mismo durante algunos días. Recuerdo el momento en que Octavio Paz ganó su Nobel, la etapa, pero definitivamente no recuerdo el día. Luego recuerdo que Hertha Müller ganó el año pasado el mismo galardón, sin embargo, no sabía nada de ella. Nada. Sólo que no debía de ser tan mala porque en español la publicaba Siruela, y Siruela generalmente tenía una buena selección de autores. Recuerdo haber intentado leer a Le Clézio un poco antes de que fuera nombrado Nobel, me costó mucho trabajo. Recuerdo a Pamuk y a Lessing, descubriendo entonces que no importaba si a mi juicio dicho autor merecía un Nobel o no, lo importante es que siempre sería una buena recomendación. Recuerdo mi relación con los libros de Doris Lessing y mi fervor por J. M. Coetzee. Recuerdo mi decepción con Saramago y mi fascinación eterna por Octavio Paz. Todos aquellos a los que nunca hubiese dado Nobel y a algunos a quienes lo daría año tras año. Tras año. Tras año. Recuerdo el alma de las letras según yo. Y la esencia de la tinta en mi alma. Recuerdo que algo me hizo decidirme a escribir aunque no recuerdo qué. Recuerdo que hace muchos años me dijeron que Carlos Fuentes sería el próximo Nobel, y recuerdo que lo siguen diciendo. Lo mismo de Kundera. Lo mismo de Vargas Llosa.
Hoy es Vargas Llosa. En igualdad de circunstancias que su compadre, amigo, enemigo, contrincante Gabriel García Márquez. Ahora la Fiesta del chivo puede hablar de tú con Cien años de soledad, al menos en lo que a honores se refiere. ¡Cuánto me gustaría ser yo quien decidiera el Nobel! Tal vez lo utilizaría como experimento Social; es decir, tal vez lo otorgaría a Guadalupe Loaeza o a Cuauhtémoc Sánchez para ver qué diría el público al respecto, para ver si también todos dirían que los admiran, que los adoran, ¿y si Corín Tellado hubiese sido Nobel? Tal vez daría el Nobel a Chimamanda Adichie que tiene mi edad y me parece maravillosa, o a Amos Oz por su loca forma de narrar la loca realidad en su maravillosa fantasía. Tal vez se lo daría a Vargas Llosa. Tal vez no.
Pero recuerdo que ya vivimos entre Kindle, iPad y cosas así. Recuerdo que Enrique Vila-Matas es grande y apoya a la literatura electrónica. Recuerdo que mi calendario dice 2010. Recuerdo muchas cosas. Muchas. Recuerdo que se me olvidó poner comida esta mañana a mi perra. Y que Mario Vargas Llosa es finalmente Nobel de literatura.
Me da gusto. Aunque no sea mi favorito. Porque odia a Chávez, me da gusto por La tía Julia y el escribidor, me da gusto por la ciudad y los perros, me da gusto por La niña mala, me da gusto porque escribe en español, me da gusto porque recuerdo haber leído cuando estaba de moda La fiesta del chivo, y haberlo vuelto a leer antes de publicar mi segunda novela, y disfrutarlo ambas veces, y admirarlo ambas veces, y seguirlo admirando hoy. Y diciendo que si el Nobel lo dieran a un libro, yo lo daría a ese.
Entonces, me gustaría ser yo quien da el Nobel. Quizá no lo hubiese dado a La fiesta del chivo, sino a Un hombre sentimental de Javier Marías, o a Javier Marías ya que andamos en lengua hispana, o a Philip Roth, por su brillante humor. No se lo hubiera dado a Murakami porque todavía no considero que sea hora de que lo reciba. Se lo daría tal vez a un poeta, pero ya hay pocos. Se lo daría tal vez a Leonard Cohen si no cantara y si nunca hubiese escrito una novela. Se lo daría a los que ya lo tienen tal vez.
Se lo daría a Octavio Paz, si estuviera vivo. Se lo daría a Paz, aunque Camilo José Cela lo mereciera por su narrativa otra vez.
Por supuesto que Vargas Llosa y yo somos amigos aunque no nos conozcamos, he escuchado sus recomendaciones (gracias a su recomendación en algún diario leí Soldados de Salamina de Javier Cercas, y me parece maravilloso). Por supuesto que tenemos una relación, yo he tenido sexo con La niña mala y he pedido té de hierbabuena con menta como Pedro Camacho. Gracias a Vargas Llosa creí que el  paraíso estaba en la otra esquina. No es mi favorito, pero eso no me hace no admirarlo y agradecerle por sacar a las letras españolas de su sequía de veinte años.
¡Cuánto me gustaría dar el Nobel y ver qué pasa!

sábado, 2 de octubre de 2010

CONOCIENDO

Agobiado por el ruido de la mañana. Un sábado cualquiera.
Decidí llevar mi vida con la mamonería precisa de un sombrero de media copa.
Naranja.
Mío. Del día y del silencio del sábado por la mañana.
El escándalo del sol y del color naranja.
Buen día. Buena tarde.

viernes, 1 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN Y REDES SOCIALES

La palabra revolución cada vez se convierte más en un cliché. Cada vez se convierte más en una escena en la que algunos quieren encontrarse, quieren verse en su propia TV online siendo parte de un movimiento que cambie el rumbo de la historia. Sin ensuciarse las manos, la mayoría, otros, con ínfulas mesiánicas hablando por hablar. Y las redes sociales se convierten en el escaparate de los nuevos revolucionarios, de los neosurrealistas, de los neoliberalistas, de los nuevos luchadores, de los medios independientes, de los mesiánicos farsantes, de los farsantes, de los artistas, de las verdades, de las mentiras, de los políticos, de los poetas, de los seudopolíticos, de los seudopoetas. De los famosos y de los infames.
Las redes sociales se vuelven el escenario de los clichés y las seudo revoluciones. 
Hay tanta vida dentro de los bytes, tanto movimiento, que de pronto tomamos lo que pasa dentro de la red como a un ser independiente, con vida propia. Algunas veces nos vemos a nosotros mismos atrapados en un avatar, o a otros parecidos a nosotros, o a otros que creen en nosotros. Pero Internet no es un ser vivo. Por más que pueda parecerlo. No lo es. No, no. Twitter no creará la revolución que todos esperamos. Ni hará que dejen de lapidar en Irán. Twitter no derrocará a Chávez. Facebook no te hará rico sin trabajar, ni logrará la divulgación marxista del siglo veintiuno. Facebook no hará que los fascistas regresen al poder en Europa. Las redes sociales no harán nada por ellas mismas. Las redes sociales son nuestras páginas en blanco. Nada más. La revolución no la hacen los cuadernos. La hacen quienes escriben en los cuadernos, y luego los mandan a una imprenta, y luego, de boca en boca se van haciendo conocidos, y triunfa una idea. Y muchos leen ese triunfo, y muchos leen esa idea. Y muchos gritan la idea. Y nace una revolución. O la defensa de un derecho. Nace una idea llevada a cabo. 
Ahora, como creo que la palabra revolución en el siglo veintiuno es un cliché utilizaré para mi último párrafo una palabra que considero más adecuada: activismo. Activismo social. ¡Sí! Qué bonito se escucha, ¡qué bonito se lee!
Y aun así, el activismo no es la hoja en blanco, sino quien escribe en ella. El proceso es el mismo, imprenta o Internet, tinta o teclado. A grito pelón o a tuit abierto. Lo importante es lo que se dice, lo importante es quién lo dice. Y las redes sociales son sólo una plataforma, no una revolución. Son la hoja en blanco que nos dejará expresarnos. A toda voz. Con toda nuestra fuerza, si queremos. Pero también con toda estupidez, frivolidad, partidismo y maldad. Una hoja en blanco es la casa de cualquier palabra. Y la palabra es la casa de los movimientos más exitosos y de los crímenes más atroces de la humanidad. 
Las redes sociales son nuestras. Las palabras también. 
Los humanos, seguimos siendo quienes llenamos los espacios. 

jueves, 30 de septiembre de 2010

LA MEMORIA DE LA VIDA DIGITAL

En La cuarta página del diario El país, leí, todavía de madrugada, un artículo de Ernesto Hernández Busto llamado Memoria y olvido en la era de Internet. Al leer tan oscura disertación, y el tan patético fin que se plantea de la gente en la era de redes sociales, me doy cuenta de algo: la era digital es un hecho: no un apostolado, ni una profecía. La gran memoria electrónica de la humanidad no es una especulación. Es decir, no nos queda remedio que aprender a vivir con ella. Cómodo o no. Triste. Tal vez. Es, nadie nos está preguntando si queremos que sea o no. Nadie nos está preguntando si nos gusta el futuro que está tomando la tecnología, si nos parece bien o queremos detenerlo, ningún poder superior está llegando a nosotros a pedirnos opinión con respecto al nivel de comunicación.
Yo creo que los escándalos serán más y más, más serios, más graves. Destruirán más vidas, tal vez de muchos de nosotros. Pero llegará un momento en que esa memoria colectiva, perfectamente archivada en un ordenador sin límite que se encuentra en alguna galaxia no tan lejana a nuestro universo, toda esa información que incluye nuestras fotos, nuestras travesuras adolescentes, nuestros números de teléfono viejos, nuestra localización de GPS, los lugares en los que bebemos, los lugares en los que comemos, en los lugares en los que cogemos, con nuestras parejas o con las de otros. Esos aparatos que saben dónde estamos en cada caso y tienen una perfecta memoria del suceso. ¿Nos hará bien como humanos? Nadie sabe. Pero la discusión seguirá absurda mientras sigamos sin tener opción.
Mi consejo para esa humanidad quejumbrosa de los medios electrónicos de información y comunicación -redes sociales incluidas- es ¡acostúmbrense! Tarde o temprano lo tendrán que hacer. Si Borges pensaba que era bueno o no, si Walter Benjamin pensaba que algo como lo que vivimos ahora liquidaría al arte o no, da igual.
Hoy, Google es un hecho. Los archivos infinitos con fotos y sonidos de nosotros mismos son un hecho. Más nos vale aprender a vivir con ellos.
Y ya. ¡Nos vemos en el Facebook!

martes, 21 de septiembre de 2010

POR QUÉ ESCRIBO

Mentiría al decir que escribo porque quiero. Y posiblemente sería demasiado pretencioso decir que escribo porque necesito. Así que no escribo ni porque quiero ni porque necesito. Tampoco escribo porque tengo algo que decir, creo que al revés. Es decir, hay dos tipos de personas de letras, los que tienen algo que decir y aprenden a escribir para poder decirlo y los que tienen amor por las palabras y las utilizan como estilo de vida, y en el camino encuentran algo que merece la pena ser descrito y lo describen por amor a la palabra y no tanto por amor a la información. Entonces aparece el escritor como artista. Yo creo que me inclino un poco más al amor a las letras, es decir al cómo y no al qué.
            La fuerza del lenguaje es el arma del poeta, y del hombre de ciencia, y del informador. Así que pienso que el lenguaje es el arma de la humanidad, más peligroso que Einstein haciendo fórmulas que pueden destruir al mundo. Einstein tuvo que depender de las letras para que alguien, a principios del siglo veinte, supiera que hacía fórmulas y que una de ellas podía cambiar al mundo con un bum. Entonces, el lenguaje es la droga, el arma, la libido, el orgasmo, la materialización de los sueños y el peor enemigo de la verdad. O el amigo de la verdad, o el difusor de la cultura y de los avances tecnológicos. ¡Puta madre! Es demasiada responsabilidad la que tiene un teclado, o un lápiz, o Gutenberg, o la WWW.
            Tal vez yo sólo escribo porque encuentro esas os. Nada más. Porque encuentro las opciones y siento la responsabilidad compartida con el teclado y con las imprentas, y con lo que leo y con lo que veo. Entonces escribo por las os y por las ys. Escribo por mis manos, no por mí. No es una relación intelectual la que yo tengo con la literatura, es una relación meramente sexual, física, de corresponsabilidad. Eso es. ¿Dije sexual? ¡En qué estaba pensando! Es una relación de amor, de ese amor que no existe y se convierte en sexo con un hijo en camino Con la fuerza desmedida de una locura detestable. Del hijo al que se ama, con el que se descubre lo que es amor, y se descubre al mismo tiempo que no es lo mismo que estábamos haciendo para procrearlo, eso era coger. Pero ya amamos al fruto de nuestra sangre.
            Así es con las letras, las amo cuando nacen. Cuando se gestan, me hacen pensar que es amor, pero no. Es simplemente estimulación que termina en un eyaculación defectuosa que me hace pensar que soy responsable. Y el mundo sigue. Sin mí.
            Pero yo no quiero que se vaya. No quiero que el mundo me abandone. No necesito escribir. Tampoco quiero hacerlo. Pero tampoco quiero morir. Y esta es la única forma que tengo de mantenerme vivo.
            ¿Me explico?

domingo, 19 de septiembre de 2010

TAL VEZ

Tal vez de haber sabido
Si te veía o te soñaba hubiese podido rectificar
Valorar la realidad
Expresar mejor el sofisticado espacio
de tu ausencia

Tal vez de haberlo sabido
hubiésemos comprendido
La veracidad de los hechos
que expresábamos
Tal vez sólo somos cuerpos
Tal vez nuestros cuerpos
nos esconden entre ellos
Nos vigilan siendo esclavos
vapor 
sudor 
gemido 
tus labios

Quizá de haber sido verdad
Pudo haber sido nuestra como la lluvia
que no para
Como los ojos que se confunden
con nuestras propias manos

jueves, 16 de septiembre de 2010

EL PARQUE BAJO LA LLUVIA


Llegaste. Caminamos juntos por el parque en una escena casi cursi. Llovía, nos mojábamos con la tranquilidad con la que permite que lo alcance el agua quien está a punto de desvestirse. Nosotros sabíamos que nos desvestiríamos pronto, justo al cruzar el parque había que abrir una puerta, subir dos pisos de escalera y llegar a tu departamento. Ahí dejaríamos la ropa a un lado y nos lanzaríamos a la cama a coger con furia desesperada. No creías en esas ridiculeces seudometafóricas en las que alguien había decidido bautizar como ‘hacer el amor’ al coito. Nos deteníamos en la lluvia, nos besábamos como dos extraños. Éramos dos extraños que se besaban. Nos habíamos conocido quince minutos antes de que empezara a llover. Luego, la lluvia nos hizo abrazarnos. O nosotros. Tú me explicaste quién eras y lo que buscabas. Yo no dejaba de ver tu escote. Eras sólo un escote y yo sólo un par de ojos y un ardiente miembro casi adolescente que busca sexo como macho: animal desesperado dispuesto a empaparse por verte empapada y demostrarte cómo mi erección arrancaba gritos a tus entrañas mientras paseaba por dentro de ti. No podía creerlo. Eras tan bella.
            En medio de la lluvia te detuviste a saludar a alguien, no te importó mi presencia, ni la del agua, ni la del tipo al que besarte en la boca frente a mí mientras me tomabas de la mano. De pronto alguien le gritó, él salió corriendo y nosotros también, pero en dirección contraria, hacia tu departamento, el que me habías dicho que se encontraba terminando el parque. ¿Terminaría el parque eterno? ¿Adónde llegaríamos? Yo ya necesitaba de tu piel. ¿Cómo lo habías logrado?
            Tu escote fue haciendo sombra conforme oscurecía. No llegábamos a tu casa por más que nos besábamos en el parque, por más que corríamos entre los árboles. Me besabas más.
            De pronto lo descubrí. La lluvia nos alcanzaba en tu casa. Solos. No había nadie. Vi tu pecho, lo besé, mordí suavemente tus pezones con mis dedos enredados con tu cabello mojado, las gotas de lluvia se almacenaban en tu ombligo, esbelta, como siempre, la tierra ensuciaba mis manos mientras te quitaba los pantalones. Lodo estancado en tus botas mientras te las arrancaba con pasión para poder penetrarte.
            La fuerza de tus manos en mi espalda. ¿Por qué me quitas de ti? ¿Por qué me apartas? Me lastimas, ¿por qué lo haces? Golpes que me parecen conocidos. Todo se vuelve extraño y yo sigo mojando.
            Alcanzo a escuchar a uno de los policías hablando por el radio, algo de un siquiatra. Al parecer un imbécil había confundido un cementerio con un parque y quería desenterrar otra vez a su ex novia.
            ¿Por qué llamaste a la policía? Mi ropa está empapada.
            

lunes, 13 de septiembre de 2010

PATRIA SIN POESÍA. TU DESNUDA

Te esperaba
Y nos buscamos por la noche
Fuiste campanas
en la noche y en la niebla
Tu sonido fue mi guía

Te esperaba
Y nos encontramos sin saberlo
Nos bebimos
como lunas
Como barcos que se extienden
a las olas

Fuiste campanas
y brillaste libertad
En los ecos de la aurora desolada
tu sonido fue mi guía
Fuiste niebla

La soledad de todos esos años
sin palabras
Fuiste luz
Pleno desierto de oraciones
Eres fuerza
Y te desvisto con mi fe

domingo, 12 de septiembre de 2010

MUJER. PATRIA. POESíA. (LUCHA/EROTISMO) (VOS/VOZ)

Se ha vuelto casi erótico buscarte. Inventarte en la locura de mis letras entre causas y voz alta. Inventarte en la marginación y en la belleza: escondida en la piadosa transición de la muerte a la satisfacción de haber luchado.
Se ha vuelto casi erótico conocerte y desconocerte, invitarte a mi obsesión de madrugada y dibujarte en esa piel. Tu sudor después de una jornada: el aroma que decreta autoritariamente la pasión. Grados centígrados y lágrimas. Cómo no va ser erótica la simple enunciación de tu escote. Cómo no va ser erótico buscarte si aun no despierta en mí tu voz.
Somos gritos: espalda contra espalda. Patria desmedida y derechos reservados. Piel morena y mil colores. Te busco. Ni siquiera sé si quiero encontrarte.
Pero te convertiste en obsesión temporal y en poesía. En personaje y en sonrisa libre.
En poesía de la patria. Literatura erótica del corazón. De la lucha siendo gritos que no callan
nunca entre tus piernas.

sábado, 11 de septiembre de 2010

OBSESIONES

Mientras tú vas aprendiendo de obsesiones
yo te enseño a sonreír

A demostrar que hay vida juntos

A desvelar tu cuerpo con sudor

Mientras vas entendiendo de obsesiones
te consumo y te entretengo

Te doy un poco más de mí

Te busco por la noche con pasión

Mientras llueves sin estrellas eres luna
y te vuelves obsesiones

Te descubres desertando

Te apoderas de mis manos

Eres labios
entre dientes

Eres lengua
sin pudor

Ilusión
de madrugada

Mientras vas aprendiendo de ternura
te desvisto
para hacerte mi obsesión

viernes, 10 de septiembre de 2010

SIN POESÍA NO HAY PATRIA (1)

Escribimos más de lo que soñamos, noches, escribimos más de lo que hablamos.
Hablamos tinta y observamos melodías desprovistas de un sol a minutos de su muerte. Escribimos más de lo que soñamos, sin duda, más de lo que hablamos. Nos miramos desnudos en las yemas de los dedos, en la punto del deseo que se escapa sin dejar rastro.
            Hoy mi ciudad aparece en medio de una tarde rancia. Hoy el tráfico espera a que lleguemos todos. Hoy hay música y pronto habrá grito de independencia. Hoy no creemos en los revolucionarios de entonces, ni en los defensores, y ni en los revolucionarios de hoy.
            Estamos encabronados de que no nos dejan usar nuestra calle. Nuestros compadres periodistas se quejan de lo mucho que se ha gastado en el evento del bicentenario. Y nada. Ni modo, nos esperaremos otros cien años, al fin y al cabo qué tanto es tantito. Ya lo decía nuestro cuate Syntek, ¿no? El futuro es milenario, con la obviedad y estupidez que encierre esta frase. Nos quedamos con un nada. Con lo que no se siente, con un morboso tráfico y una tarde a punto de morir.
            El orgullo y esas cosas deberá aparecer en libros de texto o así. En épocas en las que había intelectuales en nuestro país, en las que poemas abundarían en la esencia de una patria (me da hueva decir la patria en un momento como este) que se aburre de sus letras, de sus sonidos, pero sobre todo, de sus líderes.
            No hay poesía donde abundan los cancioneros que le dicen a Thalía y a Anahí donde poner el acento. No hay poesía cuando Syntek la mastica en nombre de la patria.
            No hay patria, si la patria no tiene poesía.
            Escribimos más de lo que soñamos, porque dejamos los sueños fuera de este momento que deberá ser increíble.
            Seamos poesía, demos vida a la digitalización de poesía. El cententario, bicentenario y aniversario está aquí, en nuestros himnos y en nuestras letras.
            ¿Y si publicamos en esta página minipoemas mexicanos?

POR SUPUESTO QUE EXISTO

Algunas veces sólo hace falta gritar. Sólo hace falta decir lo que pensamos. Lo que pienso. Por supuesto que no existo. Entre la piel y la amargura. Lágrimas y miel del porvenir. Somos cuerpos que se esconden. Sólo hace falta gritar. Para hacer evidente un orgasmo, o para hacer callar al enemigo. Alzar la voz para ser escuchados.
Empieza por aquí la crónica. Y ya. Por supuesto que existo. Aquí, con piel y lágrimas.
Sin olor a sexo existo.
He decidido no dejar este espacio. Y gritar.
¿Alguien grita conmigo?

miércoles, 8 de septiembre de 2010

OTRA VEZ DE VUELTA, SEGUIMOS...


Me voy enterando del mundo que me rodea. Sí, hoy. No antes, antes de hoy no sabía nada, el mundo que me rodeaba no era mundo, era otra cosa. Un trazo desinflado de una cultura inexistente que no tiene historia, que se pierde en el deliro de un átomo exiliado. Hoy me entero que hay un mundo, una historia y una cultura, ¿por qué hoy? Ni puta idea. ¡Ni puta idea! No sé si qué me conmueve o que es lo que dé nombre a esta infame modernidad que ya no peca de moderna, sino de rayar en el absurdo desconcierto de la ciencia, del poder de los derechos humanos, del poder que vuelven a tener los tiraos, de ese miso que nunca dejaron ir. Los tiranos son los mismos, el odio es el mismo, la impotencia de los buenos corazones es la misma.
            Por eso los artistas menguan y los intelectuales son una raza en peligro de extinción. Por eso la locura nos abandona y la tecnología nos deja atrás, los humanos estamos despertando de una apatía que duró décadas. Y nos damos cuenta de cosas que nunca dejaron de suceder. Con los bytes y los pies, con los dedos activos en tecleados y los ojos activos en monitores, con la mente activa en una espectacular pornografía que ha llegado hasta los hogares de las amas de casa más decentes, con obscenidades que se esconden en cotidianidad. Con un presidente francés expulsando minorías en pleno siglo veintiuno.
            ¡Con mamadas así!
Por favor, volvámonos algo, hagamos una lucha más fuerte para decir
            ¡NO A LA XENOFOBIA! ¡NO A LA RIDÍCULA ESPECULACIÓN DEL SER! ¡SEAMOS POESÍA Y ARTE GRITANDO! ¿DÓNDE ESTÁN LOS CREATIVOS, PUTA MADRE?
            Nos vemos por aquí mañana, con poesía de protesta, con sensualidad y con fuerza, ¿sí?  
            Si te quedas, prometo ya no irme. ¿Me acompañas en el nuevo viaje a la locura?


jueves, 5 de agosto de 2010

LA POESÍA

La poesía es el espacio
Entre el fervor y el desconsuelo
El instante que se esconde
Entre tu lengua y mi ansiedad
La poesía son mis manos
Si te encuentran
Ese grito que precede a la ilusión
La poesía es en tu cuerpo
Y en tu ombligo

Batallón de soledades
Imperfecta melodía
Arraigado laberinto a flor de piel
Sincronía
Voz
Distancia
La poesía es la guarida
La trinchera que cobija a la verdad

La poesía es el infierno que se esconde
Entre tus brazos
Es el cielo que me lleva a tu razón
La poesía es hedonismo
Es sudor si te penetro
El latido de un orgasmo
La poesía es ese tiempo que se gana con la vida
Es el péndulo perfecto
Que me lleva a tu cajón

Incansable sol sin olas
Dientes que se cuelgan
De tus hombros
Que se pierden en tu pecho
Secuestrando a tus pezones
Detallada maravilla
Inocencia indefinida
Luz y sombra
Cal y arena
La poesía es el motor de la pasión

martes, 3 de agosto de 2010

MI OFICIO



Comencé a trabajar por ahí de mediodía. Siempre intento comenzar a trabajar temprano. Nunca lo logro. Pero a decir verdad no me importa tanto, mi profesión no exige horarios. Soy mi propia jefa. Mi propio verdugo, porque la verdad es que tener un verdugo para este trabajo es indispensable. Nadie puede hacerlo sin una mano dura que presione. Lo digo por experiencia. Nunca he trabajado en otra cosa. Y algo he aprendido del negocio. Cuando el ser humano decide deprimirse, siempre hay algo que se puede hacer al respecto, y ahí es justo donde la gente como yo entra en acción. Pero ya hablaré de eso.
            Tal vez no llegaba todavía la una de la tarde. El sol estaba haciendo de las suyas, parecía que nunca había quemado tanto. El calor era intenso, pero los rayos de sol mataban, magnificaban las sensaciones de dolor de la piel. Magnificaban todo, quitaban el aire. Así que busqué alguna sombra. Y ahí es donde la historia se pone interesante, encontré sombra en la cadera de una mujer. No entendía gran cosa, pero ahí debajo el sol no pegaba tan fuerte. Pero el calor era distinto. El olor, la sensación. En cuanto tuve la oportunidad me moví de ahí para buscar el mejor camino a mi oficina. Y llegué a atender a mi clientela.
            El primer caso que tuve que tratar fue el crónico insomnio de la luna. Luego llegó un equipo de pasto con confusiones de personalidad, más tarde un montón de nubes con problemas de adicción. Y yo no podía dejar de pensar en la maldita cadera que me tapó del sol. No es fácil ser una mujer en este mundo tan bizarro. No es fácil ser una mujer en un mundo controlado por un estúpido machismo todavía tan permisivo. Mata. Matan. Matamos todos. ¡Puta madre! No es fácil. Pero es más difícil después de haber sido parte de la cadera de una mujer, bueno, no parte, sino después de haber sido testigo de su sombra y su calor. No podía dejar de pensar. Y de pronto llegaron las manos de un hombre a mi oficina. Y no pude más que examinarlas profundamente. Investigarlas a fondo sin que se dieran cuenta.
            Las imaginé rozando esa cadera, haciendo a un lado la tela. Confesando sus secretos a la luna, a esa luna que no podía dormir. Entendí por qué no podía dormir mientras sentía una necesidad de cruzar las piernas al imaginarlo, al ver las manos de un hombre que pueden hacer a un lado la cadera, utilizarla como puente para llegar a zonas más modestas, más impunes, más perversas y repletas de placer. Las imaginé tocando, rozando, acariciando. Vibrando. Estuve a punto de sacar un gemido de placer y dejarme caer por completo en ellas. Una vez más teniendo que lidiar con sueños y fantasías que se vuelven míos, que nadie puede quitar de entre mis piernas. Un día más. En el mismo patio que ve pasar los años.  
            He aprendido mucho del negocio. He aprendido mucho de mí misma, de las mañas y los sonidos de una mujer caliente, de aquella que gana dinero siendo la loquera de la cárcel de mujeres.
            Habrá que aprender a soñar mejor. O simplemente a dejar de hacerlo. La vida es un ojete pedazo de circunstancia.
  

lunes, 26 de julio de 2010

COMIENZO


Comienzo
Por algún lado lo tengo que hacer
Creo
Y con eso comienzo
Soñar
Creer
Volar
Evitar los designados testimonios
de un futuro que se queja
mucho antes de nacer
Génesis ideático
Apocalipsis
que desviste a la razón
Regresamos desolados de los sueños
Destinados a suspiros y traición

Comienzo
Por no poder dejar de hacerlo
Y creo porque no dejo de soñar
Encontrar
Deliberar
Pensar
En un mundo con el pensamiento secuestrado
Me hipnotiza la ignorancia
Lloro
Porque no dejo de creer
No hables más
Callemos
Juntos
En un grito que libere a nuestra voz
En las letras horizonte
En las franjas que devoran espejismos

Comienzo
Comencemos
Aprendamos a sentir
Somos sangre
Comencemos
Somos lluvia desde dentro de la piel
Dejemos de hablar
Y gritemos en silencio
No hagamos fuerte al detractor
con la voz de nuestro ruido
Creamos
En principio de ilusiones
Construyendo fortalezas de pasión

martes, 20 de julio de 2010

MIS MANOS LO DICEN, NO YO

De pronto, entre tanta pasión que despierta la enorme necesidad de la poesía en una cultura y la profunda frustración de la hipocresía que se ha creado alrededor de los derechos humanos, me inspiro y me hago a un lado. Dejo escribir a mis dedos sin que estos pidan permiso a mi cerebro, mi cerebro tiene otros trabajos, otras estupideces materiales de las cuales depende para poder sobrevivir. Mis manos no. Mis manos escriben, tocan. Buscan, incansables, la textura de la humedad y del deseo. Desean y gritan. Mis manos son quienes me enseñan a vivir. La culpa de no aprender es mía.
            Estoy desesperado intentando conocer un poco más del arte en un mundo digitalizado. No conozco nada, no entiendo nada. Mis manos no tienen que hacerlo. Simplemente hacen a un lado la nostalgia y escriben. Mis manos son las dueñas de mi firma, de mis letras. Yo no soy poeta. Puta madre. Ellas de pronto lo son. Mis manos se confunden con sudores en aquellos pechos desnudos, mi mente las habita, no al revés. Soy un loco, algunos dicen, pero soy un loco que busca paz. Un loco que cree en las letras, en algún tipo de verdad. Soy un loco que cree en la poesía. Y creo en la poesía porque es la madre de la madre naturaleza, porque no hay más causa no causada que una palabra. Y mis manos creen en el arte. Y el siglo XXI es el siglo del arte, de un arte que tiene que revivir, del que todavía no nos percatamos. Este es el siglo de la literatura, ¿alguien no lo ve? En fin, son mis manos, son sólo ellas las que hablan.
            Me dibujan un castillo para que humildemente habite. Me dan de comer. Escriben. Son las manos. Mientras tanto te respiro. Bebo de tu alma y despierto en ese fuego que lleva tu nombre. Te llamo cuando no te veo, cuando te veo te destrozo, te devoro sin piedad. Eres sangre. Y te deseo. Esas manos tienen que gritar. Porque viven en un mundo de poesía. De poesía y de deseo. Porque quieren, como el resto de los humanos sentir. Porque necesitan sentir para poder pensar. Porque pensamos lo que sentimos. Porque nuestra puta política no nos hace gritar. Creo en la poesía ¿lo había dicho antes? Y solamente hoy me siento poeta, porque vivo en el mundo de mis manos, de sus dedos, de aquel ser que no soy yo, que no existe. Soy poeta, siempre y cuando no exista.
            Necesito gritar, necesito que mis manos me ayuden a hacerlo, necesito que los ojos que hacen el amor con mis dedos griten conmigo. Porque estoy cagado de un mundo sin justicia, sin igualdad y sin derechos. De un mundo con el liderazgo perdido a falta de guías, no para pensar, para sentir. La intelectualidad de fuego, la de los poetas, la de las manos. La que sólo puede revivir en los blogs, en los blogs que pueden hacer algo. Entonces grito.
            Y regreso paso a paso a mis manos, a la poesía y a esas cosas. Sí. Se necesita deseo, calentura, erecciones y humedad para hacer cambios. Para defender con nuestra sangre aquello en lo que creemos. Para tener en qué creer. Inocencia deslindada del engaño del delirio. Del instante en que tu piel pierde color. Soledad en un teclado, amargura indescifrable. Un amargo paso en el destino de la voz. Gritemos, sin fuerza no hay voz. Sin manos, no hay letras. Mis manos lo dicen, no yo. 

lunes, 19 de julio de 2010

NOSOTROS, LA GENERACIÓN DIGITAL


Nosotros, los mismos que navegamos en Internet con la naturalidad con la que antes accedíamos a cualquier directorio o enciclopedia para buscar un dato, los mismos que enviamos un mail o un mensaje de texto con la misma naturalidad con la que un conductor hace cambio de velocidades para manejar su automóvil. Nosotros somos los testigos de la poca conciencia que esconde nuestro mundo, de los valores perdidos disfrazados de protección de los valores. De un sistema que hace ruido de  los peligros de la obesidad infantil pero no puede tomar acciones concretas por razones de dinero. Nosotros vemos que la esclavitud sigue existiendo y no queremos darnos cuenta. Y al mismo tiempo, nos comunicamos con todo el mundo en un instante.
            Somos de la generación que puede leer a Malcolm Gladwell y a Don Tapscot, que vemos en lo digital una oportunidad para sobresalir. Somos la generación de Google, de Yahoo, de Dell, de Mac. Somos quienes nos enteramos por Twitter de las noticias antes que nadie, somos los que leemos blogs, los que los escribimos. Pero todavía no queremos ver el alcance de las comunicaciones. Somos los pioneros en el nuevo arte y en la opinión política masificada, somos los pioneros de las narraciones de juegos deportivos a través de redes sociales. Los primeros en tener acceso en segundos a cualquier información del gobierno, o de las noticias internacionales, o de la biografía de cualquier personaje en segundos. Tenemos comunicación con decenas de personas simultáneamente y no nos damos cuenta del alcance que esto representa. Somos nosotros. Quienes veremos a la economía dar la vuelta y dejar de ser como hasta hoy se conocía.
            Existimos y consumimos información, la creamos. Podemos dedicar nuestro tiempo a leer a William Finnegan (The New Yorker) sobre la inmigración en Arizona para darnos cuenta de los planteamientos reales y de las soluciones probables y no racistas. Podemos utilizar Google para traducir estos artículos, también podemos leer los chismes de la SME y su defensa de derechos sin fondo ni propuesta. Nosotros hoy somos nuestra fuente de información. Tenemos más letras que nunca, sólo las necesitamos buscar. Y al buscarlo, tenemos que tener claro aquello que apoyamos. La era digital no es sino nuestra aliada. Somos parte de ella, y lo seremos queriéndolo o no. Una inmensa parte de nuestro mundo está dentro de un monitor y un teclado. Eso nos debe servir para ser mejores, no más aislados, no más cobardes, sino más valientes.
            Nosotros, los mismos que navegamos por Internet y charlamos con nuestros familiares podemos parar los horrores que acribillan a una sociedad, podemos dar a conocer los problemas de salud reales, como son. Lo mismo con los problemas sociales. Somos nosotros, los de la nueva generación quienes lograremos el nuevo esquema de vida, en un mundo más sano, con más arte, más conocimiento, y sobre todo, más conciencia.
            No permitamos que Jan Brewer haga que los niños nacidos en EUA de padres mexicanos sean llevados a México cuando tienen una vida allá. No permitamos que se persiga a nadie por su color de piel, no permitamos que se juzgue por una procedencia o por su raza. No permitamos que nos digan que las matanzas se valen, bajo ninguna circunstancia. Somos nosotros, los que tenemos todos los medios para hacer sonar nuestra propia voz.
            Somos aquellos que podemos creer en algo. 

viernes, 16 de julio de 2010

UN AMANTE OSCURO


Caminas desolada, encuentras en la luna un desafío. Pero la luna no quiere hablar contigo, se esconde para dejarte sola entre la noche, en total oscuridad. La oscuridad toma vida. Lo sabías. Te derrite. La oscuridad se vuelve un amante que se pierde por tu piel, la conoces, has estado a solas entre sus brazos. Sabes que te dejará al final, con las piernas abiertas, cansada, con el sexo empapado y la frente escurriendo de sudor. Con el pánico de la soledad que te acompaña, que siempre te ha acompañado. No tienes idea de cuál es tu nombre cuando la luna no quiere hablar contigo. No sabes nada. Caminas desolada y de pronto te detienes, esa calle es más que un bosque. Árboles que marcan el camino, que derraman ansiedad y devoción, que se lucen con sus ramas, como dedos. Te desvisten y te llenan de placer. Lo recuerdas. El recuerdo es tu único aliado, te acompaña mientras te desvistes voluntaria ante las ramas que te tocan, ante aquella oscuridad que juega entre tus piernas, te devora. Y los árboles dibujan tus pezones extasiados. La noche te penetra. Todo es negro, tus gemidos no se ahogan, se transforman en viento, tenebroso grito de ansiedad.
            Es tu orgasmo quien se escapa de las nubes, son los truenos que responden a tu ser. Gritas, vives. Lloras. Sabes que pronto querrás morir, despiertas desvelada en el deseo. Destrozada de placer. Eres miedo. Te desvaneces. Y la oscuridad le da tu nombre al olvido. Desaparece como siempre: pobre loca abandonada.
            Caminas desolada y te topas con tu suerte, con la vida y sus errores, con el tiempo que se fue. No conoces la cara de la luna, siempre la esconde. El sol se da la vuelta cuando vas. No eres sol ni eres luna. Eres sueño y surrealismo. Una tonta ventana que no lleva hacia la calle, una puerta sin llave y sin sentido. Una puerta al aire libre.
            Te ves a ti misma en el cuarto de un hotel. No encuentras a tu pasado reciente. No fuiste violada, lo sabes, tu cuerpo dice que lo hiciste a voluntad. No recuerdas nada, nunca lo haces. Tienes que apurarte y llegar a algún destino. Tu vida te espera, esa vida que sin máscaras habitas. El sexo y los sueños se confunden con verdades.
            ¿Cómo se llamaba en esta ocasión la oscuridad? Seguramente él tendrá tu teléfono.

martes, 13 de julio de 2010

SIN HABLAR

Regreso de noche sin mucho que decir. El día fue más pesado de lo que esperaba. Pero llego a casa con la esperanza de olvidar todo, tomo una botella de agua del refrigerador y me dirijo hacia la sala, hasta el sillón que me recibe cada noche. Enciendo un cigarro, el único que fumo en el día. Llega Antonieta. Se acomoda junto a mí. Yo no tengo mucho para decir entonces no digo nada. Ella tampoco habla. No me abraza. La miro. Me mira. De pronto la vida se vuelve un sofá en medio de una noche tenebrosa. El humo del cigarro sigue haciendo figuras, pero pronto se consumirá y yo tendré que hacer algo, moverme, hablar. El cigarro sigue consumiéndose, Antonieta respira brevemente, como tomando aire para decir algo, se dispone a hablar. Yo no puedo dejar que eso suceda. Apago el cigarro antes de tiempo. Tapo con la palma de mi mano la boca de mi esposa. Al parecer no puede respirar. No me importa. Presiono con más fuerza. La lastimo. Lo sé.
            Ella se levanta llorando. Como siempre. Escucho que pone el seguro en el cuarto para que yo no pueda entrar. Tenemos que hablar. Ella me quiere abandonar. Lo sé, lo sé desde hace tiempo. No sabe cómo decirlo, no lo quiero escuchar. No hablamos. No hablo. Mi vida es complicada. Siento la presión que se mueve por mi cuerpo, mi sangre lleva una carga distinta a la de siempre mientras los recuerdos aparecen. Memorias de mis mejores momentos con Antonieta, de nuestra relación, de su cuerpo, de su sonrisa, de aquella belleza hipnotizante. De lo que era.
            Antonieta debajo de las sábanas, mi esposa, mi amada, mi amante. Mis manos recorrían su desnudez poco a poco, sin prisa, sentían los secretos de su espalda, mis dedos los escuchaban, nuestros cuerpos se acercaban cada vez más. Comenzaba a quitar poco a poco su ropa de noche, siempre bajo las sábanas, le decía lo mucho que la amaba, lo mucho que la deseaba, le decía que era la mujer más hermosa que hubiese visto jamás, lo creía. Lo creía con fuerza. Lo era. Hacíamos el amor, con tanta paz, con tanto deseo. La besaba todo el tiempo, sin parar, sin tomar siquiera aire, para terminar juntos en un orgasmo compartido y un beso desenfrenado en medio de te amos.
            Comienzo a tocar más fuerte en la puerta del cuarto, no se digna a abrir. No hay llave, y si hubiera no sabría dónde buscarla. Me irrito, comienzo a patear la puerta. Entiendo que no es fácil derribarla. Uso todas mis fuerzas. Ella no responde, sólo escucho sus sollozos. Los dejo de escuchar porque comienzo a golpear fuertemente la puerta con una silla. Logro romperla. Ella no está, escapó por la ventana.
            Mis piernas pierden fuerza, caigo de rodillas sobre el suelo de la recámara. No puedo llorar, no puedo respirar. No sé si estoy vivo. Mi corazón se detiene, mi sangre se convierte en cemento, mi cabeza en plomo. Logro suspirar y al exhalar sale un grito de desesperación acompañado de lágrimas.
            Del piso 22 sólo se puede escapar de una forma. Alcanzo a escuchar las sirenas

domingo, 11 de julio de 2010

CHARLATANES, TUIT(JA)STARS Y OPORTUNIDAD


Esta maravillosa era digital de la que somos parte, refleja un mundo lleno de carencias, un mundo sin amor, lleno de gente sedienta de aprobación y fama. Fama ilusoria y amor virtual. Un gran tema para discutir, seudo políticos farsantes, agitadores de octava, aspirantes a periodista y periodistas baratos. Escritores sin letras y poetas sin poesía. Lucha sin lucha y causas sin causa. Una era en la que dentro de todo el valor, encontramos un vacío inmenso. La comunicación se vuelve inmediata, el arte también, la maravilla es inminente pero rodeada de mierda. Cientos de personas sintiéndose estrellas y llegando a trabajar a una oficina sucia, con una computadora vieja y un puñado de burócratas ignorantes desayunando Cocacolas y Gansitos. Pero el Twitter los salva. Hace que cada una de esas tristes personitas tenga una vida de fama, un escote deseado, una frase citada.
            La calidad nunca será parte de las masas. Es difícil entenderlo, pero hay que buscar la forma de hacerlo. Escribir lo mismo que pueden escribir millones no puede llamarse sobresaliente, y pintar cuadros iguales a los de las tiendas baratas de decoración para enseñarlos por Internet y que unas cuantas personas digan que es una obra maestra no es suficiente. Aunque tantos lo sientan. Pobres de aquellos charlatanes que sienten que son famosos por su número de seguidores pero tienen su agenda real tan vacía que da pena, que dan por un hecho que todos los siguen con cuidado, pero en la tienda de la esquina nadie sabe su nombre. Nadie se pregunta quiénes son, cuando se presentan, nadie los conoce como alguien que suene.
            La vida real, el éxito, son mucho más difíciles de lo que prometen las redes sociales, que aquella sensación de galán o galana, de periodista, artista o escritor, de gurú de la electrónica o conocedor del panorama global. Bah. Si en este país la falta de esfuerzo y de compromiso es lo que nos ha llevado a la chingada, es lo que caracteriza a una gran parte de nuestras instituciones. ¿Por qué seguir por el mismo camino del ahí se va?
            Esta era, la digital, nos trae oportunidades maravillosas, tanto a los creadores como a los receptores, podemos saber, conocer. Mucho más, el pasado y el presente están en nuestras manos, todos los elementos necesarios para abrir nuestros empolvados cocos, para dibujar nuestros sueños y visiones del porvenir. Tenemos todo para tener todo. La única condición es no confundirnos. Tecnológica o no, la mierda es mierda. Busquen al periodista en el que crean, no importa de dónde sea y síganlo, escúchenlo, busquen sus recomendaciones y sigan de ahí. No se dejen vender por cualquier charlatanería tuitera. Lo mismo con los artistas, escritores, músicos, caricaturistas.
            Vivimos en la mejor oportunidad de los artistas de toda la historia. Seamos creativos, demos la oportunidad a otros, busquemos nuevos horizontes. Es hora de convertirnos en nuestros propios jueces, en aquellos que seleccionan lo que queremos. Sólo hay que saber buscar.
            Dejemos a un lado a los populistas agitadores, a las chicas doradas y a los comediantes vendidos. Demos su lugar a los tuitstars, en su estúpido mundito. En el que ellos mismos se sienten estrellas. Es hora de formar nuestro propio criterio, hacer nuestra propia vanguardia, dar pie a los nuevos movimientos y hacer de las letras la inspiración de millones. Eso es justo lo que necesita este mundo. Y para eso tenemos la tecnología, los bytes y los blogs, los tuits y los lins. Todo es nuestro. El pasado y el futuro nos pertenecen.
            No lo desperdiciemos en pendejadas ajenas. Esas ya las conocemos. 

viernes, 9 de julio de 2010

OTRA VEZ CERCA

De cerca tu mirada
en mi memoria
En mi espalda
con tus manos
De cerca te desvelo
Me evaporo
en la constancia
y la ansiedad
Me despierto
ante tu aroma
De cerca es un abrazo
Un segundo de la piel
De cerca tu aliento
Mi cuello
Tu cuello y mi razón
De cerca nos fundimos
Somos uno
Desbocado y seductor

miércoles, 30 de junio de 2010

BESOS


Los secretos prisioneros de los labios
Prisioneros del deseo descubierto
De los sueños escondidos
Prisioneros liberados por dos lenguas
Que se enredan como cuerpos
En ardor
Que se funden en suspiros
Besos propios
Que disparan ilusiones en tu voz

Lenguas que gimen
Labios que cubren
Bocas etéreas
Haciendo el amor
Almas que ríen
Viento inocente
Ardiendo de pasión

Los secretos prisioneros de tus besos
Son instantes entre el cielo y el fervor
Frenesí desesperado
Fiel ternura
Enredados personajes
Que se inventan al sentir
Nos buscamos y encontramos nuestras bocas
Besos propios
Que disparan ilusiones en tu voz

lunes, 28 de junio de 2010

EL COLOR DE TU SONRISA A MEDIA TARDE


Atrapado entre tu cuerpo y tu sonrisa
Luna llena a flor de piel
Desvelado por la ausencia y el olvido
Por el franco crucigrama sin razón
Ilusión a media noche
Bajo el sol
Y tus colores

Prisionero del deseo y el acertijo
Del encuentro y el placer
Prisionero de la duda
En tu sonrisa
Nos bebemos de mañana
Por sentir

No te vayas
No regreses
Mantente junto a mí
No te esfumes
Gran fantasma
Investiga tus pasiones
En mi ser
Retrocede
Entre tus labios
Sé saliva
Complementa
Con sudor
Tu vanidad

Sé mis brazos
Sé mi cuerpo
Busca lunas
En un cielo de cristal

Atrapado en tu regazo y en tus sueños
Voy volando por la tarde
A media luz
En tus piernas y en tu risa
En tu sombra que alimenta
Mi obsesión
Es la luna tu sonrisa

UN INSTANTE. UNA NOTA. TINTA

Le pregunté tantas cosas en tan poco tiempo que con trabajo recuerdo el tono de su voz. ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? Influencias. Comentarios. Pasatiempos. Ex mujeres. Mujeres actualmente. ¿Bebe? ¿Qué bebe? ¿Fuma? No, no lo diré a nadie. ¿Para un pianista como usted de qué se trata la vida? Todo tropezó ahí. Número dos. De nunca ser el número dos. No me importa ser el número tres, o el diez. Me vale madre. La vida me vale madre siempre y cuando no sea el dos. En la escuela soportaba un 10 o un 8, nunca un nueve. Nunca. Nueve quería decir haberlo hecho todo bien pero por algún error, el resultado no fue el máximo al que se podía aspirar: fracaso. Un fracaso. Punto.
            Primero pregunté. Estaba tan nerviosa. Preguntaba. Me ofreció una copa de vino. Acepté, era justo lo que necesitaba. Eran tantas cosas en tan poco tiempo que me volvía loca. No podía parar de pensar, de intimidarme ante su autoridad de artista, ante la fuerza de sus dedos y la capacidad de éstos para hacer belleza. ¡Qué locura! Necesitaba otra copa de vino. Esperé a que me la ofreciera, no tardó mucho. La segunda botella, se la pedí yo. No recuerdo si hablaba mucho o no, yo dejé de anotar y me perdí en su voz, en lo que me decía. De pronto se levantaba, y en medio de nuestra conversación me ponía ejemplos con las manos en el teclado, haciéndolo sonar, rápidamente, fácilmente. Diciendo algo. Lo decía mejor que cuando hablaba. El hombre hablaba mejor con la música. Le dio por jugar a Duke Ellington con el piano, mientras me contaba una anécdota. Recordaba el sonido de aquél bar musicalizando su anécdota con sus propias manos. Sentimental Mood, me dijo que se llamaba. No tenía ninguna relación con aquello que yo necesitaba entregar al periódico. Yo escribía el reportaje de un pianista que pasaba de casualidad por mi ciudad, pero no soy reportera. Simplemente me gusta la música, así que decidí ir. Trabajo. Hablé a casa, avisé a mi esposo que llegaría un poco más tarde, no le importó gran cosa. Siempre he sido una mujer bien portada, o al menos lo que la sociedad entiende por bien portada. El vino. Sí, era el vino. O no sé. Era yo y su música. Éramos ambos. Era él. Sus malditos dedos dando indicaciones a las notas para crear poesía.
            Le conté que era escritora. Me dijo que lo sabía. Que notaba en mi forma de tomar nota y de abandonar una entrevista que no era una periodista, que mi compromiso estaba con la víscera, nada más. Que las letras las sentía desde las entrañas. ¿Cómo podía saber algo así? Yo era la que preguntaba. Lo negué. Negué cualquier cosa que comprometiera a mi piel. Negué cualquier cosa que pudiera hacerme vulnerable. Me explicó de nuevo aquella canción de Duke Ellington. Me explicó poco a poco el porqué de la sensualidad en la música. Paró de repente, sin previo aviso, tomó un cuaderno con pentagramas, un lápiz: los dejó en la mesa de noche entre la segunda y casi vacía botella de vino y mi copa. Me preguntó si me gustaba Chopin. Le respondí que por supuesto. Algún soneto tocó mágicamente en el piano y me solté escribiendo. Perdí el control, la cabeza. Dibujaba junto a las letras. Una hoja, otra, otra. Nos perdimos juntos. En el arte. En la noche. En el vino. Nos perdimos. Fuimos piel, letras, música, tinta de arte, sudor mezclado con tinta, lenguas furiosas, ardientes cuerpos. Gritos, no gemidos, gritos. Sólo gritos. Saliva por toda la cara, por mis piernas, por el último refugio de la luz. Hicimos el amor, o eso creí, el sexo fue entre fantasmas, flotando, volando. Reuniendo la pasión y los instintos. Fuimos ángeles, humanos, animales. Locos, pero locos de verdad. Confiábamos. Luchábamos. Vivíamos, bebíamos. Todo aquello que nunca quise hacer lo hice. Él lo hizo. Mi amante. La poesía. Mía. Me mojaba escribiendo recargada en su espalda. Lo besaba, lo lastimaba. Me comía su sudor, sentía su semen dentro de mí. Su lengua besándome. Fluidos. Paz. Frenesí.
No llegué a dormir a casa. Ni aquella noche ni la siguiente. Él se fue de mi ciudad luego de dar un solo concierto al que lo acompañé. Me pidió que fuera con él. Estaba perdida. Dije que no.
            Regresé a casa. Busqué un momento en que no estuviera mi esposo. Tenía tanto que decirle. Tantas disculpas que pedirle. Tenía que repetirle tantas veces que lo amaba. Que había traído luz a mi vida. Tantas cosas. Pero no se las dije. Me fui. Nunca un número dos.
            Nunca más se las diría. Tomé una pequeña maleta y me lancé a París. El arte había dejado fuera al amor para siempre de mi vida. Era yo. Mi mundo, contra el mundo, mi único amante de verdad. Único. Sin dos.

martes, 22 de junio de 2010

ENTRE DADA, BEAT Y LO ESENCIAL


Hoy me cansé de las cosas serias, de la poesía seria, de los textos serios, de las palabras serias. ¡Al carajo! Quién es quién en mi mundo. He intentado buscar respuestas en la adultez y esas pendejadas. Simplemente no. Hoy no. Hoy dada. Hoy surrealismo en tinta indeleble. Labios, saliva, piernas. Lunas. Sueños. Ritmos y esas cosas que rompen el ritmo, que liberan a la libertad de competencia.
            Las letras se rigen por pensamientos que derrumban encrucijadas. Y de eso se trata. Nada más. Únicamente de paso, se va construyendo –a veces- un dibujo distorsionado del paisaje que vamos viendo. Ahí entra el tinte de crónica. Es decir, hoy todo vale madre. La poesía sensual y la poesía política. Las narraciones insulsas y las locuras en menos de dos cuartillas, cada una de las teclas de mi computadora que me enseña algo. Hoy escribir vale madre, porque así debe de ser. He estado tan comprometido últimamente con cada cosa que escribo, que me doy cuenta que me ata las manos. Así que hoy, con su permiso, me suelto. Y empiezo aquí. En medio del mundial de futbol, con la muerte de Saramago y la de Monsiváis todavía frescas. Con el mundo de las letras sufriendo por sobrevivir. Con un Twitter que se vuelve cada vez menos ocasional y con más seudo expertos. Con el mundo haciendo evidente una cultura bloguera y un vendaval de información al alcance de cualquier mano. Desaprovechada y disminuida por mierda que sigue volando por ahí.
            ¿Y yo qué hago mientras tanto? Dejar de jugar. Preocuparme por las cosas serias. ¡Qué hueva! Y dejar a un lado las cosas que realmente valen la pena. Me quedo pensando. Porque tengo que pensar, aunque no quiera. Imagino qué puedo hacer por este ignorante y agonizante planeta: muchas cosas. Pero lo único que quiero hacer es escribir. Yo no quiero ser presidente. Quiero que alguien le regale un par de minutos a este texto, y luego otro alguien. Y otro. Para poder transmitir un mensaje.
            Y otra vez, dándole con eso de las cosas serias. No quiero más mensajes, quiero surrealismo para que pueda convivir con una realidad maquiavélica que no nos permite sonreír. ¿Es mucho pedir? Dibujar ojos y boca a una luna para que ésta nos sonría, ¿es mucho pedir? Permitirnos soltar nuestros pensamientos sin tener que apoyar al político menos jodido. Sin tener que disfrazarnos de banderas que no nos dicen nada. Vamos a imaginar, sólo por un momento y juntos, que la lluvia nos canta. Que nos liberamos sexualmente y disfrutamos de la pasión como se debe. Imaginemos que dentro cada canción que suena en el radio está hecha especialmente para nosotros, que los libros nos vigilan y nos llenan por completo.
            A mí me gustaría ir caminando por la calle riendo de estupideces con gente que no conozco, como compañeros de borrachera. Pero me gustaría más platicar con la misma calle, con las nubes, con las estrellas, una a una mientras van saliendo. Me gustaría que se comprendiera en verdad el significado de la poesía. ¿Por qué no dejamos atrás todo lo establecido? ¿Por qué no usamos el dada sólo como un ejercicio mental y estético que nos pueda liberar un poquito? Es más, empiezo con un párrafo dada… y con eso termino, para que todo aquél que no entienda todo aquello que acabo de escribir se confunda más y brille más, y desestructure el pensamiento para dejar entrar nuevas ideas, ¿cuáles? Pues ya las pensaremos cuando tengan receptores.
            No hay cosas serias. Hay palabras y papel. Hay cocinas que nos dicen la verdad y faldas que no entienden. Espectáculo divertido por sansón y sus gorilas. Hay sonido y hay locura. El sonido es la locura, nuestra locura que se lee, las paredes que se arañan y golpeamos nuestras manos: nos prohibimos, prohibido, prohibición que no haya prohibiciones. El que halla que no haya venido. El que regrese que se atenga al chimpancé de los instintos y la luna que se enfoque y los ojos que se miren. Si se miran que se miren. ¿Qué más da? Si el sexo sigue siendo sexo. Y el sexo nos describe. Nos consuela cuando goza y cuando mueve las macetas que sin sangre nos adornan, impostoras del olvido. No sé. Y no he querido saber porque los que saben, saben mucho. Y ¿para qué?
            ¡Qué la música siga tocando y nos libere de todo mal! Amén. Que la poesía sea música y la música poesía. Y amén. 

viernes, 11 de junio de 2010

TE DIBUJO CUANDO LLUEVE


Te dibujo con la lluvia
Que amenaza con fingir
Te dibujo
Amante ardiente
Con las hojas que me intentan conocer
Eres sueño de tormenta
Luz y sal
Sudor y vino mientras llueve
Eres sangre sin piedad
Tú me atacas
Flor desnuda
Con tus manos que me empiezan a tocar
Eres lazos de locura
Mientras suena mi cordura
Eres ruido
Y eres noche
Eres lluvia que dibujo para amar

Te dibujo mientras llueve
Porque existes y eres sol
Porque vives sin recuerdos
Y la aurora no te espera
Eres agua
Y penetras por mi piel
Invencible encrucijada
En mi memoria
De tu voz y tu humedad
Eres viento
No eres aire
Eres luna
De tan clara
Y te dibujo cuando llueve
Con mi mano
Escondida en tu colchón

jueves, 10 de junio de 2010

ERES BELLA EN MI MISTERIO

Una forma interesante de conocerte fue conocerte. Despistado como soy, no me di cuenta de tu belleza hasta que estaba frente a mí, no tenía escapatoria. Ahí estaba, nada había que yo pudiera hacer ante ella entonces, y nada hay ahora que pueda hacer. Como no te conocía, te llamé Belleza. Una interesante forma de bautizarte. Caminamos juntos, tú no lo sabías, pero caminamos juntos un largo rato, de hecho, yo caminé contigo mucho más tiempo. Una de esas ingratitudes de la tía Vida: justo ibas en dirección opuesta a mí, tuve que cambiar mi ruta por completo para ir a tu lado. Y al fina, regresé todo el camino andado con el movimiento de tus piernas, con el vaivén de tu cuerpo. Flotabas, Belleza, flotabas. Y en poco más de media hora lo sabía todo de ti. Y tú sólo sabías de mi una cosa, que existía. Para mí era más que suficiente. Caminaba solo riendo, consultando contigo tantas cosas de mi vida. Caminaba solo contándote de mí. Entendías todo en ese entonces, Belleza. Hoy has perdido esa gracias. Pero me gustas igual, te sigo llamando Belleza, ¿lo ves? A pesar de conocer tu nombre y apellido.
            La tarde después de la tarde en la que nos conocimos, nos volvimos a conocer. Ahí fue donde supe tu nombre y tú te enteraste del mío. Me reconociste. Sí, era yo quien caminó junto a ti una tarde antes. ¡Coincidencias! Sí, ja. Te gusté, lo sé, pero también sé que me gustaste más tú. Tomamos café, luego güisqui, luego nos besamos, luego llegaste a mi casa conmigo. Solos. Borrachos. Un sillón primero, una cama luego. Y ese luego se convirtió en la personalidad de presente y de futuro.  La palabra luego fue equivalente a sexo. Ese es el siguiente episodio, Belleza. ¿Lo recuerdas?
            Con las manos conocí cada hilo de tu ropa, cada costura, cada botón, con las manos te conocí. Comprendí que eras perfecta. Con los ojos comprobé una vez más lo que ya estaba comprobado. Me sentí científico. Fuiste tú mi obra maestra. Te veía una y otra vez como un artista admira a su creación. Eras mía. Cada vez más hermosa. Te había llamado Belleza. No tenías otro nombre, no podías tenerlo. La ropa te ataba a algo, por eso la hice a un lado. Sin sutilezas, simplemente te desvestí casi al mismo tiempo que yo me desvestía. Entre más profundo te veía, más seguro estaba de que eras hermosa. Te besé otra vez. Y otra. Creo que otra. Sin ropa. Otra. Te besé. Te adoré, te hice el amor suavemente, permitiéndome sentir cada movimiento de tu humedad, cada expresión de tu rostro, cada actitud de tus manos. Te observé. Sin ropa. Mía. Te amé, te veneré. Eras mar y yo cometa. Deslumbramos a planetas, a universos, con la unión de nuestro cuerpo. Logramos atraer con un orgasmo al mismo sol. Te gustó eso que hacía con la lengua, me pediste que lo repitiera, estaba dispuesto a hacerlo mil veces más. Gritabas, justo como una noche antes habías gritado en mis sueños. Llegabas a mí a través de tu excitación. Y de tus múltiples orgasmos. A través de tu belleza, de tu sudor. No sé si lo recuerdes porque tu memoria no es buena. Yo no dejo escapar un solo detalle de aquella noche.
            Amaneciste a mi lado un día después de haberte conocido. En la forma tan interesante en la que te conocí. Saliendo de aquél salón. Una tarde cualquiera en la que descubrí que eras bella. Te llamé así, como a tantas otras antes. Debiste de haberme tenido miedo, tal vez debí de habértelo advertido antes de que entraras a mi casa, tal vez antes de hacerte el amor. Tal vez antes de hacerte sentir el orgasmo que me haría perder el control. Hoy te recuerdo mientras tu cuerpo se disuelve en ácido en la tina de mi laboratorio. Bella te llamé. Gracias por mi noche. 

miércoles, 9 de junio de 2010

TU SONRISA


Una sonrisa empapada de misterio. Como arena reflejando a un sol intenso, como sombras escondiéndome del sol. Podría describir aquella sonrisa como un largo camino, como un sueño a medias, entre noche y realidad. Tal vez sólo sería una fantasía, un recuerdo inexistente, esperanza a media luz. Sin embargo, la belleza se desnuda en la sonrisa, los ojos se convierten en cómplices de locura y abstracción. Una sonrisa es un tal vez el único instante que dura horas, o siglos, posiblemente es eterna y alberga al caos.
         Tu sonrisa es diferente: es un espacio de infinita seducción, ¿te das cuenta? Tu sonrisa es universo a media luz, es distancia y es encanto. Es hechizo. Tu sonrisa se dibuja con el sol. Y la luna, cuando llega, nos despista, me deslumbra en tu mirada y en tu piel. Tu sonrisa es laberinto y es enigma. Risa ardiente, entre dientes. Te lo digo, eres locura. No lo olvides, porque invades con tu espacio mi razón, te diseñas por segundos en mi mente y mis palabras, con imágenes recientes, con ocultos paradigmas de placer. Eres noche y eres día. Yo lo sé. Eres agua, aire y tierra. Y todo eso a través de un par de labios, divididos. Esperando el tiempo justo de atacar, dos halcones domesticados por tu instinto, que devoran con sus manos a la presa. Cualquier presa, cualquier cara. Tu sonrisa es el ejercito del sol.
         Todo esto me lleva al misterio del movimiento de tus labios, de aquello que esconden, de todo eso que me atrapa sin querer. Son palabras que me llevan sin razón a la distancia, y desde aquél lugar lejano veo tu piel. Tu sonrisa me enseña, me despierta y me convence. Convence. Estremece. Tu sonrisa es la verdad de la ilusión.
         ¿Lo entiendes? No eres tú, es tu sonrisa. ¿Yo? ¡Por supuesto que no existo!

miércoles, 5 de mayo de 2010

LUZ DESPIERTA

Blanca historia
Tarde blanca
Nuestros sueños
A la luz
Risa espuma
Intensa risa
Nuestra tarde
Entre los sueños
Y la paz

Luz tan franca
Franca historia
Que compone
Sinfonías de amistad
Vieja historia
De sonrisas
De la piel
Felicidad

Blanca tarde
En tus sentidos
Blanca hoja
De tu piel
Somos aire
Libre inmenso
Somos sol
Somos instantes
Instantes bajo el sol

¿Y ÉSTE QUÉ?

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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