domingo, 27 de febrero de 2011

AMANECERES Y SOMBRAS

He instalado en la mañana del olvido tu memoria. Felizmente convivimos.
Descubrimos que no hay paz en los costados, que la sombra es egoísta por placer.
He inundado mi mañana con tu aroma. Felizmente te vuelvo a penetrar.
En tu cuerpo me descubro sin salida. Qué más da si somos uno. Soy tus manos y tu aliento.

Y habiendo tan poco por decir a plena luz del día nos besamos. Y callamos. Encallamos. Liberamos. Nos perdemos en la sombra. Nos odiamos. Entre besos. Revivimos la pasión de la verdad. Nos decimos en silencio las mentiras que no nacen. Nos mentimos en silencio la verdad.

He instalado en mañana de poesía tu recuerdo. El recuerdo de tu cuerpo y de tu olor. Tal vez una sombra se lo lleve y lo tire en el olvido.

jueves, 24 de febrero de 2011

MURAKAMI Y 1Q84


Un alarde de conocimiento y pasiones. Ecléctica demostración de una fantasía que sólo se conecta a la tierra por el arte. La historia se va tramando despacio, indiscriminadamente. Con precaución y sin pretensiones de lenguaje, aunque poco a poco comienzan a surgir las pretensiones oníricas, esa característica desesperación del ingenio del autor, un ingenio con urgencia de ser demostrado, independientemente de la habilidad de contar una historia y mantener entretenido al lector.

No cabe duda, que Murakami sabe de jazz, y de música clásica, y de literatura. Lo deja claro en esta obra (y en muchas otras). Tal vez, hasta cierto punto, en exceso. Me hace falta una pizca de relación justificada con 1984 de Orwell, no mucho: una pizca.

Frases bellas aquí y allá, historias de amor. Una occidentalizada versión de la literatura japonesa. Pero de nuevo, eso tampoco es nuevo en la obra de Murakami. Sensual y violento: vende. Y definitivamente no es un escritor de aeropuerto.

Los personajes son precisos. Armados como quirúrgicos robots justificando defectos en la ciencia ficción o el surrealismo. Precisos. Tal vez demasiado precisos, pero escondidos tras la máscara de la locura y el ingenio.

Al fin y al cabo esa es la idea del escritor, contar una historia, hacer que quien la lee la disfrute. Lo logra, se hace ligera. Sin embargo, personalmente sigo extrañando la narrativa, la inventiva y la historia de Tokio Blues.

En español, TusQuets Editores sólo ha publicado en un tomo los libros 1 y 2. Estaré a la espera del libro 3 de 1Q84 para valorar la obra completa.

Me gusta Murakami, me entretiene definitivamente. Un sentimiento oculto me hace llegar a sus libros. Sin embargo, no lo considero un grande de las letras.

Para comenzar a leer a Murakami 1Q84 es demasiado amenazante, yo recomendaría comenzar por After Dark o por Tokio Blues. Mi tarea, como me comprometí en Simple y genial a mediodía es leer Sputnik, mi amor. Ya escribiré al respecto. Una vez haciendo frente a estos libros de menor extensión, recomiendo Kafka en la orilla, definitivamente es una buena opción para un vuelo muy largo.

Como Posdata, De qué hablo cuando hablo de correr es un ensayo de gran valor motivacional para todo aquel que tenga la intención de correr, o que corra, o que sea deportista, o que quiera llevar una vida más sana.

Murakami es un personaje interesante.

miércoles, 16 de febrero de 2011

ANTES DEL AMANECER

Eran las 6:41am. Ella despertó: los colores del amanecer parecían perdonarle sus pecados. Parecían extenderle una redención buscada por siglos, por miles de años. Los colores del amanecer parecían la única muestra de paz que existía en su ridículo universo. Volteó a su lado, lo vio, desnudo, dormido, perdido en un mundo imperturbable. Un extremo fantasioso que va de la mano con la muerte.
            Alcanzó a ver el brillo provocado por el sudor en la espalda de su hombre. O de su amado. O de aquella persona que dormía a su lado. Eran las 6:41am y ella no se había movido un solo centímetro. El hombre estaba vivo. Ella estaba viva. La recámara seguía oliendo a sexo, el calor se concentraba entre las sábanas, el sol amenazaba con despertar por completo.
            ¿Pero qué haría ella a la luz del día? Los pecados resultaban suficiente para desatar la más distorsionada locura de un ser humano. De ella en esta ocasión, o tal vez de él cuando despertara. Tantos años. Tan pocos días. Tan difícil le resultaba respirar. Miró a su lado, la cama había perdido proporciones. Él ya no estaba junto, la cama se había alejado de ella. Él ya no tardaba en despertar. Amenazante. Ella no entendía, más allá de él en la cama encontró otro cuerpo de mujer, otra mujer, dormida. A las 6:52am la recámara olía a sexo. Ella recordaba los gemidos, el calor, el sudor, lo recordaba todo. Miró a la pareja, él no estaba a su lado. Nunca lo había estado. Todo lo había escuchado desde el otro lado de la pared.
            Intentó mover su silla de ruedas hacia atrás para escapar del cuarto antes, tropezó con un escritorio al intentar dar la vuelta. Regresó y fue entonces cuando descubrió el charco de sangre. Sabía que lo había hecho.
            Salió de la habitación, recorrió el pasillo, abrió con su mano libre la puerta que decía portería. Y reconoció que debió de haber cerrado su puerta con seguro. Una huésped más. Debería de controlar mejor sus sueños.
            Escuchó un ruido a las 6:57am en otra habitación una pareja hacía el amor con fuerza. Gritaban, la mujer pedía más. Al parecer lo obtenía. Ella, sin moverse de la silla de ruedas llevó su mano a ese lugar entre sus piernas que mayor placer le provocaba, y al primer suspiro descubrió que había vuelto a dejar la puerta sin cerrojo. Dejó el cuchillo en su regazo, llevó la silla de ruedas hasta la puerta y recorrió el pasillo esperando que la pareja cayera dormida.

miércoles, 9 de febrero de 2011

UN CONCIERTO ENTRE TUS PIERNAS

Y cuando despiertes empapada de sudor, hallarás un concierto entre tus piernas. Un fantasma: sinfonía por tu ser

lunes, 7 de febrero de 2011

ARTE Y CULTURA POPULAR EN LA ERA DIGITAL

La literatura se convierte, de pronto, en la voz de una cultura, o de una generación. Tal vez de ambas. O de ciertas tendencias artísticas, tal vez periodísticas o políticas. Las letras están en todo. Es el vehículo de la divulgación y el horizonte de la imaginación. Y es justo en la época digital que encontramos una necesidad absoluta de la literatura. Información sin límite.
            Entonces entran en juego tres palabras completamente independientes que determinan el rumbo de nuestra generación.
            Arte. Digital. Popular.

Entonces, la literatura tiene que entrar en acción. Poesía. Música disfrazada de palabras, de prosa. Un blog. Un tuit. Youtube. Facebook.
            Un lazarillo para un mundo que deslumbra con tanta fuente de luz. Un lazarillo hecho de nuestros propios ojos.
            La literatura debe entrar en acción y permitir al arte aparecer, permitir que la cultura sea para la gente. Y sobre todo, que la gente sepa el porqué. Es hora de hacer que las cosas que más se disfrutan lleguen a un mayor número de gente. Aunque los intelectuales desprecien a las masas. Puro miedo.
            Puro pinche miedo.
            Las masas no son las enemigas de la cultura, son quienes llevan a la posteridad a la cultura. Las masas no son enemigas del arte, son quienes lo critican más brutalmente. Las masas son quienes construyen el aire que los artistas buscan plasmar, las historias que los novelistas buscan contar. En las masas estamos.
            ¿Elitismo? Seguro. ¿Dandismo? Sí. Traducido a nuestra época. A la época que busca abolir la discriminación. Puedes creerte o no parte de las masas. Pero caminas por la misma acera, escuchas los mismos ruidos.
            ¿Eres mejor? Brilla con las masas. Brilla para las masas. Luego escóndete en una cueva y deja a tu espíritu volar.
            Los artistas deben de trabajar antes que nada para ellos mismos, tal vez. Pero ya está pasado de moda esconderse en rarezas que nadie entiende disfrazándolas de calidad en el arte, de cultura, de intelectualidad. Ahora se exige calidad.
            Los medios digitales nos observan, nos critican. Están dispuestos  despedazarnos. Nos aman. Nos exigen. El arte nunca se topó con un mayor reto.

Calidad para la cultura popular o morir.
Bienvenidos a la nueva era.

viernes, 4 de febrero de 2011

10 DE MENOS DE 100

Definitivamente la calidad no siempre tiene que ver con la extensión cuando hablamos de libros. Así que va mi primera lista.
Recomendaré 10 libros de menos de 100 páginas.
Los mismos que se recomendaron en Simple y genial.

Autores hispanos

-       Salón de Belleza de Mario Bellatin
-       Aura de Carlos Fuentes
-       Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Marquez
-       Pedro Páramo de Juan Rulfo
-       Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco

Autores en lengua extranjera (traducido)

-       Una partida de ajedrez de Stefan Zweig
-       El extranjero de Albert Camus
-       Bartleby el escribiente de Herman Mellvile
-       El principito de Saint- Exupéry
-       Momo de Michael Ende (recomendación de Gloria Calzada)

Por cierto, me encanta recomendar libros y discutirlos, así que esta es la primera de muchas listas que pienso publicar por aquí.

¿Sugerencias?

¿Opiniones sobre los libros recomedados?

miércoles, 2 de febrero de 2011

SINFONÍA

Consecuencia. Erotismo. Desenfreno. Nube. Colores. Nube ternura. Nube consuelo. Desenfreno. Gris amor. Valle de pasión melancolía. Ella es. Somos todos.
Eres luz encrucijada que se pierde en mi camino. Eres sol. Tormenta. Desafío. Laberinto.
Y llegaste. No te vayas.
Consecuencia. Muerte. Insomnio. Desconsuelo. Nube opaca que se funde con tus ojos. Soy tus ojos.
Eres ojos. Somos manos. Desafío a la tormenta. Muerte intensa. Fe completa. Desenfreno.
Y llegaste tarde. Demasiado. En el pasado. Te perdiste. Sinfonía. Y perdiste. Juego oscuro. Piel y luna. Fuiste noche.
Prematuro amanecer.

OTRA ELLA EN LA CIUDAD

Decidí conocer el mundo en un par de días. Decidí conocerme, enfocarme, soñarme y dibujarme en un planeta que habla mal de mí. Decidí buscarme en las ciudades empezando por la mía, si es que tengo una.
Entonces decidí caminar. Y caminar. Caminé por muchas horas. Hasta que me dio sed, entonces entré en un café a buscar agua mineral, tomé un diario gratuito y me senté frente a la mujer de minifalda y medias de seda negras. Cabello grueso, negro. Muy negro. Muy grueso. Muy delgada pero no bella.
En mi mente había alguien más. Pero no podía dejar de verla y mi mente comenzó a enfocarse como mis ojos en ella.
Pero alguien se interponía. Algo. Una fuerza oculta que me decía, no hables con ella, habla conmigo. Hablemos, entonces. Y hablé conmigo.
Caminamos más por la ciudad, hasta llegar a un motel en el que nos instalamos.
Entramos e hicimos el amor. Salvaje y prudente, sin despeinarse, sin ensuciarse. La mujer de la minifalda tenía que regresar a trabajar. La otra la besaba frente a mí.
De pronto levanté la mirada. Encontré secretos divididos. No era ella. Ni había ciudad.
Era yo. Y una imagen lejana: una foto recortada que nunca pude definir.
Sin ojos no queda más que la nostalgia. Sin ojos, las piernas no funcionan para ver la ciudad.
Me he buscado. Y he buscado en mi memoria un café con una mujer cruzando las piernas en minifalda.
Sonó el teléfono. Era otra ella.
Igual de bella. Igual de ausente.
Enviado desde mi Blackberry® 3G de Iusacell.

martes, 1 de febrero de 2011

NOCHE, LUNA Y MUERTE


Muerte y noche. Luna y sueños escondidos en el mismo rincón que la muñeca fea. Y no es encanto ni locura. Es aquel encuentro en el que habita la soledad, el más puro efecto del efímero desafío de vivir. Ese efecto que sin querer nos lleva a desvelar ternura, odio, crueldad y violencia. Amor y ataques de verdad. Realidad desesperada. Piel amarga en un colchón helado, en una guerra eterna entre los sueños y el delirio. Una lucha. Guerra sin alma, sin pies ni cabezas, con muertos y heridos. Una búsqueda de momentos perfectos que nos lleva a una luna que se esconde tras el manto negro la mayor parte del tiempo, una luna negra que no quiere dejarse ver. Porque sabe, porque la luna no supone, porque vive, porque nuestra luna respira y ha vivido, nos ha enseñado sin querernos enseñar.
            Muerte y noche. Luna y sueños escondidos,

Cuando ya no queda nada más para soñar. Cuando los sueños se han convertido para siempre en vibraciones sicológicas que te llevan a pasear por tus instintos incontrolables, por los míos, por nuestros instintos incontrolables con máscaras de odio, con máscaras blancas de porcelana sonriente que esconden un oscuro rostro sádico, tal vez deforme. Un desfigurado proceso de reencarnación en lo que suponíamos que habíamos dejado de ser.
            Muerte y noche. Luna y sueños escondidos en máscaras que ya no tienen ojos, en ojos sin máscara de aquellos que han decidido dejar de vivir, en aquellos que han decidido perderse en la música y la tierra, en la pasión de lo incierto y lo prohibido.
           
En este mundo tenemos prohibido morir.

¿Quién será entonces el rebelde, el revolucionario, el que vino a cambiar todas las cosas? Posiblemente un imbécil vuelto loco escondido detrás de una luna que no tiene más que dar, una luna que habita en lo más profundo de los sueños que no dejan dormir y nos llevan a la soledad, el dolor y la nostalgia, a las ganas de vivir y si propia ausencia. A los fantasmas que se llaman ganas de morir. A los fantasmas que no se llaman.
            Es un mundo hermoso. Entre muerte, noche y luna. Todas ellas escondidas tras un manto negro que de vez en cuando se convierte en nuestro sol.

No siempre hay colores. Algunas veces hay letras póstumas. Otras simplemente hay nada.

¿Y ÉSTE QUÉ?

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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