martes, 4 de mayo de 2010

REPTILES EN EL CENTRO DE LA TIERRA

Mi corazón estaba justamente en el centro de la Tierra. Demasiada responsabilidad. Mi pasión alimentaba tanto, nutría tanto, mi calor era el sudor de tantas pieles. Mi corazón estaba en el centro de la Tierra cuando desperté.
            Volví a ser espejismo. Me encontré en medio del desierto, mi casa, mi escondite. Entre el calor y las tinieblas, aquella oscuridad que sólo puede dar la dura presencia del sol. Mi corazón estaba justamente en el centro de la Tierra, y ahora yo era únicamente otro reptil. Sufriendo con la arena en mi pecho, con la voz de la lengua y mis sonidos. El desierto y la soledad. Busqué una salida a la distancia. El roce era ardiente.
            De pronto me perdí en un laberinto sin paredes. Al salir me encontré caminando en dos patas, ¿o dos piernas? ¿Dos escobas? Corrí como pude en el desierto que había dejado de ser desierto, corrí desesperado por tu cama. ¿Dónde estabas? Yo serpiente. Mientras tanto, mi corazón había quedado en el centro de la Tierra. Dejé de sentir, dejé de amarte, dejé de soñarte. Y llegaste. Me besaste. Yo no podía quererte. Pero quería. Intentaba tomarte entre mis brazos pero te desvanecías cada vez que lo lograba. Eras noche y desierto. Pero yo ya no estaba en el desierto. La locura se hizo negra, oscuridad impregnando tus ojos. Te veía, te sentía. No podía quererte. No te puede abrazar. Y de pronto la nostalgia.
            Nostalgia cautelosa, de visita. Mil sonidos. Guerra tibia, sol naciente ya sin luz. Luna virgen, carne tierna. Tu humedad y mi pasión a la mitad. Fuimos dos y te veía. Fuimos uno en tu piel. Fuimos sangre y somos cuerpos. Corriendo desde el desierto hasta el fondo de la tierra en busca de pasión.
            Nos perdimos, dos reptiles. Nos soñamos sin deseos de soñar. Nos besamos sin querernos, nos amamos sin amar. Dos reptiles pecho al suelo. Dos reptiles que no pueden regresar. En el centro de la Tierra ambos ardemos.
            En un cactus del desierto tu canción. Fuerte el viento. Fuerte sol y fuerte aire. Fuerte alma la que empieza a florecer. Somos dos y nos queremos, pero el centro de la Tierra está en tu piel
            Laberinto de reptiles y tormentas más de arena. Laberinto de pasiones y sudor. Te he encontrado en el oasis, te encontrado en mi cajón. Eres mía con tu imagen. Tus imágenes que viven en mi ser. Eres sueño y eres cuerpo, eres vino. Y te bebo. El desierto se apresura a huir de mí.
            En el centro de la Tierra encuentro algo. Tu pasión ha desterrado a mi razón. Somos paz y somos luna. Luna virgen, desteñida. Somos almas de la noche y el placer. Somos armas destructoras, destruimos al amarnos. Nos amamos. Nos buscamos por la noche en mi colchón. Eres voz y soy reptil. Nos buscamos en los besos, nos besamos. Nos queremos. Activamos la humedad y la emoción

1 comentario:

  1. Una mezcla de poesia con un poco de relato...independientemente de la combinación que sea...te quedo muy bien...pues logras que mi imaginación vuele y se dibujen imagenes en mi mente....me gusto...Saludos.

    ResponderEliminar

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Subscribe Now: Feed Icon