DE VUELTA

En tan pocos meses sucedieron tantas cosas, que de pronto un bloqueo extraordinario se apoderó de mí. Me sentaba frente a un cuaderno y eran tantas cosas las que quería plasmar que regresaba al libro que estaba leyendo, creo que mi plug de output quedó tapado por un tiempo, dejando abierto únicamente el que decía input. Y leí. El tiempo que tenía destinado a escribir dediqué a seguir leyendo, al parecer las cosas estaban funcionando bien, sin embargo, algo dentro de mí no podía estar en paz, había una rebelión interna que se desarrollaba generando un sutil conflicto que no cedía con las letras ajenas, necesitaba las mías propias, necesitaba respirar.

            Entraba a esta guarida, llamada blog y no encontraba mi pase de entrada, al parecer no era admitido en aquel momento, necesitaba retomar una rutina, necesitaba poder enfrentarme a esta hoja en blanco para que ésta se convirtiera en aire, o en fuego, o en agua. Para que me desarmara o me alimentara, para que me quitara el frío o me calentara, necesitaba regresar aquí, a mí trinchera más segura y el lugar en donde me encuentro en la mira de cualquier francotirador que procure matarme. Aquí. En este espacio mío y no tan mío, lo más mío y lo menos. Lo necesitaba. Pero por alguna forma no podía entrar.

            Las tristes reflexiones de lo que sucedía en mi ciudad, en otras ciudades por las que viajé, las emocionantes analogías, la política, las guerras, los secuestros, la poesía, el arte, la emoción, la conmoción… todo quería vivir en mí, todo quería salir. Pero mi output seguía bloqueado.

            Llegó Haití, y la muerte. Llegó la desesperanza a un mundo ya enfermo, llegó la tragedia sobre tragedia, llovió sobre mojado y sigue lloviendo: granizando. Y seguirá sucediendo por mucho tiempo. Llegó Haití y por fin se saturó mi input, se saturó por un momento la sobrecarga de información. No pude respirar, necesitaba entrar en este lugar, tomar aire, ducharme, limpiarme, salir a la calle, a mi calle, pasear y ver a ese mundo que sólo encuentro en las letras. Y aquí estoy. Dispuesto como siempre a experimentar, porque no sé hacer otra cosa: buscar ejercicios estúpidos que alguien pueda leer y que puedan contribuir de una u otra forma a mi proceso de educación.

            Quiero seguir escribiendo y jugando a escribir. Quiero soñar en voz alta, revivir. Gritar. Inventar historias y explorar en la poesía. Quiero continuar en este viaje que no sé cuándo ni cómo comencé, pero del que me costará trabajo escaparme al menos por los próximos cien años.

            ¡Gracias por darme chance! Seguiré chingándole. ¿Nos seguimos viendo por aquí?

            Por cierto, cambié ligeramente el diseño, a ver qué les parece. ¡Ah! Y el nuevo lema: “bienvenidos sean los trolls”