viernes, 1 de octubre de 2010

REVOLUCIÓN Y REDES SOCIALES

La palabra revolución cada vez se convierte más en un cliché. Cada vez se convierte más en una escena en la que algunos quieren encontrarse, quieren verse en su propia TV online siendo parte de un movimiento que cambie el rumbo de la historia. Sin ensuciarse las manos, la mayoría, otros, con ínfulas mesiánicas hablando por hablar. Y las redes sociales se convierten en el escaparate de los nuevos revolucionarios, de los neosurrealistas, de los neoliberalistas, de los nuevos luchadores, de los medios independientes, de los mesiánicos farsantes, de los farsantes, de los artistas, de las verdades, de las mentiras, de los políticos, de los poetas, de los seudopolíticos, de los seudopoetas. De los famosos y de los infames.
Las redes sociales se vuelven el escenario de los clichés y las seudo revoluciones. 
Hay tanta vida dentro de los bytes, tanto movimiento, que de pronto tomamos lo que pasa dentro de la red como a un ser independiente, con vida propia. Algunas veces nos vemos a nosotros mismos atrapados en un avatar, o a otros parecidos a nosotros, o a otros que creen en nosotros. Pero Internet no es un ser vivo. Por más que pueda parecerlo. No lo es. No, no. Twitter no creará la revolución que todos esperamos. Ni hará que dejen de lapidar en Irán. Twitter no derrocará a Chávez. Facebook no te hará rico sin trabajar, ni logrará la divulgación marxista del siglo veintiuno. Facebook no hará que los fascistas regresen al poder en Europa. Las redes sociales no harán nada por ellas mismas. Las redes sociales son nuestras páginas en blanco. Nada más. La revolución no la hacen los cuadernos. La hacen quienes escriben en los cuadernos, y luego los mandan a una imprenta, y luego, de boca en boca se van haciendo conocidos, y triunfa una idea. Y muchos leen ese triunfo, y muchos leen esa idea. Y muchos gritan la idea. Y nace una revolución. O la defensa de un derecho. Nace una idea llevada a cabo. 
Ahora, como creo que la palabra revolución en el siglo veintiuno es un cliché utilizaré para mi último párrafo una palabra que considero más adecuada: activismo. Activismo social. ¡Sí! Qué bonito se escucha, ¡qué bonito se lee!
Y aun así, el activismo no es la hoja en blanco, sino quien escribe en ella. El proceso es el mismo, imprenta o Internet, tinta o teclado. A grito pelón o a tuit abierto. Lo importante es lo que se dice, lo importante es quién lo dice. Y las redes sociales son sólo una plataforma, no una revolución. Son la hoja en blanco que nos dejará expresarnos. A toda voz. Con toda nuestra fuerza, si queremos. Pero también con toda estupidez, frivolidad, partidismo y maldad. Una hoja en blanco es la casa de cualquier palabra. Y la palabra es la casa de los movimientos más exitosos y de los crímenes más atroces de la humanidad. 
Las redes sociales son nuestras. Las palabras también. 
Los humanos, seguimos siendo quienes llenamos los espacios. 

1 comentario:

  1. El tema me interesa de manera personal y profesional, tu opinión aporta mucho, si bien no estoy segura de estar totalmente de acuerdo contigo. Hay mucho que aprender de las redes sociales en especial de twitter y seguramente lo que hoy se diga, ya no será tan cierto mañana. Son varios los artículos que nos alertan sobre como las personas que seguimos influyen en nuestras percepciones, las opiniones y finalmente nuestros actos. Personas que nunca encontraremos en la calle, ni corresponden a ninguno de los perfiles que propones pueden tener una opinión que se queda con nosotros y toma parte en nuestras decisiones. Muy interesante el tema.

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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