jueves, 7 de octubre de 2010

SIN APOLOGÍAS: MARIO VARGAS LLOSA Y EL VIAJE POR EL PLANETA NOBEL

MARIO VARGAS LLOSA
Me hubiera gustado ser quien decidiera a quién se daría el Nobel. Sacar mis más profundos miedos y admiraciones, sacar a relucir el gusto de millones de personas que hablarán de lo mismo durante algunos días. Recuerdo el momento en que Octavio Paz ganó su Nobel, la etapa, pero definitivamente no recuerdo el día. Luego recuerdo que Hertha Müller ganó el año pasado el mismo galardón, sin embargo, no sabía nada de ella. Nada. Sólo que no debía de ser tan mala porque en español la publicaba Siruela, y Siruela generalmente tenía una buena selección de autores. Recuerdo haber intentado leer a Le Clézio un poco antes de que fuera nombrado Nobel, me costó mucho trabajo. Recuerdo a Pamuk y a Lessing, descubriendo entonces que no importaba si a mi juicio dicho autor merecía un Nobel o no, lo importante es que siempre sería una buena recomendación. Recuerdo mi relación con los libros de Doris Lessing y mi fervor por J. M. Coetzee. Recuerdo mi decepción con Saramago y mi fascinación eterna por Octavio Paz. Todos aquellos a los que nunca hubiese dado Nobel y a algunos a quienes lo daría año tras año. Tras año. Tras año. Recuerdo el alma de las letras según yo. Y la esencia de la tinta en mi alma. Recuerdo que algo me hizo decidirme a escribir aunque no recuerdo qué. Recuerdo que hace muchos años me dijeron que Carlos Fuentes sería el próximo Nobel, y recuerdo que lo siguen diciendo. Lo mismo de Kundera. Lo mismo de Vargas Llosa.
Hoy es Vargas Llosa. En igualdad de circunstancias que su compadre, amigo, enemigo, contrincante Gabriel García Márquez. Ahora la Fiesta del chivo puede hablar de tú con Cien años de soledad, al menos en lo que a honores se refiere. ¡Cuánto me gustaría ser yo quien decidiera el Nobel! Tal vez lo utilizaría como experimento Social; es decir, tal vez lo otorgaría a Guadalupe Loaeza o a Cuauhtémoc Sánchez para ver qué diría el público al respecto, para ver si también todos dirían que los admiran, que los adoran, ¿y si Corín Tellado hubiese sido Nobel? Tal vez daría el Nobel a Chimamanda Adichie que tiene mi edad y me parece maravillosa, o a Amos Oz por su loca forma de narrar la loca realidad en su maravillosa fantasía. Tal vez se lo daría a Vargas Llosa. Tal vez no.
Pero recuerdo que ya vivimos entre Kindle, iPad y cosas así. Recuerdo que Enrique Vila-Matas es grande y apoya a la literatura electrónica. Recuerdo que mi calendario dice 2010. Recuerdo muchas cosas. Muchas. Recuerdo que se me olvidó poner comida esta mañana a mi perra. Y que Mario Vargas Llosa es finalmente Nobel de literatura.
Me da gusto. Aunque no sea mi favorito. Porque odia a Chávez, me da gusto por La tía Julia y el escribidor, me da gusto por la ciudad y los perros, me da gusto por La niña mala, me da gusto porque escribe en español, me da gusto porque recuerdo haber leído cuando estaba de moda La fiesta del chivo, y haberlo vuelto a leer antes de publicar mi segunda novela, y disfrutarlo ambas veces, y admirarlo ambas veces, y seguirlo admirando hoy. Y diciendo que si el Nobel lo dieran a un libro, yo lo daría a ese.
Entonces, me gustaría ser yo quien da el Nobel. Quizá no lo hubiese dado a La fiesta del chivo, sino a Un hombre sentimental de Javier Marías, o a Javier Marías ya que andamos en lengua hispana, o a Philip Roth, por su brillante humor. No se lo hubiera dado a Murakami porque todavía no considero que sea hora de que lo reciba. Se lo daría tal vez a un poeta, pero ya hay pocos. Se lo daría tal vez a Leonard Cohen si no cantara y si nunca hubiese escrito una novela. Se lo daría a los que ya lo tienen tal vez.
Se lo daría a Octavio Paz, si estuviera vivo. Se lo daría a Paz, aunque Camilo José Cela lo mereciera por su narrativa otra vez.
Por supuesto que Vargas Llosa y yo somos amigos aunque no nos conozcamos, he escuchado sus recomendaciones (gracias a su recomendación en algún diario leí Soldados de Salamina de Javier Cercas, y me parece maravilloso). Por supuesto que tenemos una relación, yo he tenido sexo con La niña mala y he pedido té de hierbabuena con menta como Pedro Camacho. Gracias a Vargas Llosa creí que el  paraíso estaba en la otra esquina. No es mi favorito, pero eso no me hace no admirarlo y agradecerle por sacar a las letras españolas de su sequía de veinte años.
¡Cuánto me gustaría dar el Nobel y ver qué pasa!

2 comentarios:

  1. HEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEY, TAMBIEN ME GUSTARIA DAR EL NOBEL,,, AUNQUE ACTUALMENTE ES UN PREMIO POLITICO, QUE SE MUEVE ASI; EN MEDIO DE LAS VENGANZAS COBARDES Y LOS MENSAJES SUBLIMINALES DE UN MUNDO GLOBALIZADO,,, NO SE LO DARIA A VARGAS LLOSA, NO SE LO DARIA A CARLOS FUENTES, PARA MI UN ESCRITOR DEBE TENER ANTES QUE TODO UNA PROFUNDIDAD INSONDABLE, ALGO QUE ESTE MAS ALLA DE EL Y MAS ALLA DE MI, ALGO QUE SIN QUE LO ENTENDAMOS ESTA VIVIENDO EN EL CADA VEZ QUE AL TOMAR LA INICIATIVA DE ESCRIBIR ALGO, LO PONGA EN EL CENTRO DEL ARTE,,, ESO, EL NOBEL ADQUIRIO DE ALGUNA MANERA LA DICTADURA DEL MARCAJE DE TENDENCIAS CULTURALES PORQUE EN MUCHOS CASOS PUDO DAR EL PREMIO LIMPIAMENTE, DE MODO MERITORIO, NO ES YA ASI, NO ME PARECE QUE LO SEA, PERO TAMPOCO IMPORTA MUCHO,,, DEMASIADA GENTE EMPEZARA A LEER A VARGAS LLOSA GRACIAS AL PREMIO, ASI COMO MUCHOS LEIMOS A HERTA MÜLLER POR LA MISMA RAZON Y FINALMENTE LA REALIDAD SE PONE DETRAS DE TODA CIRCUNSTANCIA,,, QUIENES MERECEN RECONOCIMIENTO MUNDIAL, LO OBTIENEN SIN EL NOBEL (((CASO BORGES))),,, LOS QUE NO LA MERECEN, NO LA OBTENDRAN CON EL, ME GUSTA SU REFLEXION, ME HIZO PENSAR EN LO MISERABLES Y ABSURDOS QUE SERIAN ESTOS PREMIOS SI SHO LOS DIERA :D

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  2. El escritor es mundos que no conocemos, sus letras son sólo una pequeñísima parte del universo que habita.
    En esta ocasión, calificar al premio como un asunto político es reducir la obra de Vargas Llosa a cuatro discursos pronunciados en los últimos años, algo que no merece ni el peor de los escritores. El hombre fue de izquierda y ahora se le cataloga como de derecha, pero al final eso no importa. Importa la magia que es capaz de crear con un idioma que conoce, que siente y que vive.
    Antes del premio fuimos muchos los que lo leímos, lo disfrutamos y lo admiramos y lo seguiremos haciendo. Eso lo convirtió en la figura que es hoy, al escritor lo hacen en parte sus lectores. Los premios vienen después o nunca, al final da lo mismo.
    Y si sirven para sumar lectores, bienvenidos serán siempre, porque el mensaje seguirá llegando y la magia seguirá sucediendo.

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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