domingo, 10 de octubre de 2010

MI DERECHO. LO QUE SOY


He gritado a viva voz y he abierto la puerta que me lleva a un mundo diferente. He sido un escritor peruano con canas y libros suficientes para poder firmar con tinta. He sido un disidente chino viviendo en una prisión y viendo cómo el mundo lo pelea, lo defiende. He sido aquel que defiende los derechos humanos en un mundo que no termina de conocerlos. El pobre está en prisión y a nosotros no nos gusta. Aunque está mal que fume ese señor, le va a dar un no sé qué si lo sigue haciendo, pero pobre, porque es víctima de una tiranía que no acepta reformas políticas ni entiende de derechos humanos, de esos derechos humanos que tanto pelea el mundo, de esos derechos humanos que el prisionero defendía siendo disidente y lo llevó a la cárcel. De esos derechos que no tienen algunos humanos mientras otros callan.
            He gritado a viva voz y he pasado inadvertido. Eso duele cuando he sido presidente de un país corrupto y un intelectual desesperado por saber, he sido un poeta más maldito que poeta y un maldito más poeta que pendejo. He sido premio Nobel de la ciencia y del artificial camino hacia una luna que conozco, he visto la Tierra desde el espacio exterior como un tal Major Tom. He visto desprenderse del planeta miles de globos que llevan sus cartas a Santa. He aprendido a respirar bajo el agua mientras escapo de mis cadenas. He sido escapista, trapecista, caminado por la cuerda floja y me he disfrazado de payaso para Felini, He caminado entre los tigres y llorado borracho por actrices de cine. He escrito obras de teatro y pensado en el suicidio. He pensado que no existo y descubierto que es mentira.
            He sido un importante periodista que no termina de entender qué es lo que sucede con su patria, he sido un filosofo comprometido con el lenguaje y he sido filosofo sin saber escribir. Sigo vivo. Y eso es cierto.
            Soy testigo de un mundo que no entiende, que decidió callar la boca hace mucho. Soy testigo que ese mundo que se vuelve contra sí mismo buscando pelear, un mundo traicionero e hipócrita. Soy testigo de un mundo. Soy un mundo, soy mil mundos. Un escritor con canas y libros, con miles de años esperando una vieja ya ganada aprobación.
            Ese mundo, disidente, que defiendo y no me defiende. Esa democracia que se queja de ser ella. Esa democracia que mata y llora. Que sangra mientras la paz dice mi nombre. Soy un nombre, tantos nombres. Soy un ser que lucha como tantos por un planeta que no puede llamarse justo.
            Tengo un derecho. Y ese es el derecho de existir.

Dedicado a Liu Xiaobo y los derechos humanos. 


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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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