martes, 22 de junio de 2010

ENTRE DADA, BEAT Y LO ESENCIAL


Hoy me cansé de las cosas serias, de la poesía seria, de los textos serios, de las palabras serias. ¡Al carajo! Quién es quién en mi mundo. He intentado buscar respuestas en la adultez y esas pendejadas. Simplemente no. Hoy no. Hoy dada. Hoy surrealismo en tinta indeleble. Labios, saliva, piernas. Lunas. Sueños. Ritmos y esas cosas que rompen el ritmo, que liberan a la libertad de competencia.
            Las letras se rigen por pensamientos que derrumban encrucijadas. Y de eso se trata. Nada más. Únicamente de paso, se va construyendo –a veces- un dibujo distorsionado del paisaje que vamos viendo. Ahí entra el tinte de crónica. Es decir, hoy todo vale madre. La poesía sensual y la poesía política. Las narraciones insulsas y las locuras en menos de dos cuartillas, cada una de las teclas de mi computadora que me enseña algo. Hoy escribir vale madre, porque así debe de ser. He estado tan comprometido últimamente con cada cosa que escribo, que me doy cuenta que me ata las manos. Así que hoy, con su permiso, me suelto. Y empiezo aquí. En medio del mundial de futbol, con la muerte de Saramago y la de Monsiváis todavía frescas. Con el mundo de las letras sufriendo por sobrevivir. Con un Twitter que se vuelve cada vez menos ocasional y con más seudo expertos. Con el mundo haciendo evidente una cultura bloguera y un vendaval de información al alcance de cualquier mano. Desaprovechada y disminuida por mierda que sigue volando por ahí.
            ¿Y yo qué hago mientras tanto? Dejar de jugar. Preocuparme por las cosas serias. ¡Qué hueva! Y dejar a un lado las cosas que realmente valen la pena. Me quedo pensando. Porque tengo que pensar, aunque no quiera. Imagino qué puedo hacer por este ignorante y agonizante planeta: muchas cosas. Pero lo único que quiero hacer es escribir. Yo no quiero ser presidente. Quiero que alguien le regale un par de minutos a este texto, y luego otro alguien. Y otro. Para poder transmitir un mensaje.
            Y otra vez, dándole con eso de las cosas serias. No quiero más mensajes, quiero surrealismo para que pueda convivir con una realidad maquiavélica que no nos permite sonreír. ¿Es mucho pedir? Dibujar ojos y boca a una luna para que ésta nos sonría, ¿es mucho pedir? Permitirnos soltar nuestros pensamientos sin tener que apoyar al político menos jodido. Sin tener que disfrazarnos de banderas que no nos dicen nada. Vamos a imaginar, sólo por un momento y juntos, que la lluvia nos canta. Que nos liberamos sexualmente y disfrutamos de la pasión como se debe. Imaginemos que dentro cada canción que suena en el radio está hecha especialmente para nosotros, que los libros nos vigilan y nos llenan por completo.
            A mí me gustaría ir caminando por la calle riendo de estupideces con gente que no conozco, como compañeros de borrachera. Pero me gustaría más platicar con la misma calle, con las nubes, con las estrellas, una a una mientras van saliendo. Me gustaría que se comprendiera en verdad el significado de la poesía. ¿Por qué no dejamos atrás todo lo establecido? ¿Por qué no usamos el dada sólo como un ejercicio mental y estético que nos pueda liberar un poquito? Es más, empiezo con un párrafo dada… y con eso termino, para que todo aquél que no entienda todo aquello que acabo de escribir se confunda más y brille más, y desestructure el pensamiento para dejar entrar nuevas ideas, ¿cuáles? Pues ya las pensaremos cuando tengan receptores.
            No hay cosas serias. Hay palabras y papel. Hay cocinas que nos dicen la verdad y faldas que no entienden. Espectáculo divertido por sansón y sus gorilas. Hay sonido y hay locura. El sonido es la locura, nuestra locura que se lee, las paredes que se arañan y golpeamos nuestras manos: nos prohibimos, prohibido, prohibición que no haya prohibiciones. El que halla que no haya venido. El que regrese que se atenga al chimpancé de los instintos y la luna que se enfoque y los ojos que se miren. Si se miran que se miren. ¿Qué más da? Si el sexo sigue siendo sexo. Y el sexo nos describe. Nos consuela cuando goza y cuando mueve las macetas que sin sangre nos adornan, impostoras del olvido. No sé. Y no he querido saber porque los que saben, saben mucho. Y ¿para qué?
            ¡Qué la música siga tocando y nos libere de todo mal! Amén. Que la poesía sea música y la música poesía. Y amén. 

2 comentarios:

  1. Creo que hay veces que es necesario leer asi...como hoy nos brindas tu lectura, porque pienso que siempre tendemos como humanos seguir una misma linea y nos olvidamos de lo simple, de lo sencillo. Porque a veces la incoherencia nos da coherencia y es cuando realmente nos percatamos de lo que pasa en nuestro alrededor, y siempre lo he pensado...cada quien es libre de decir, escribir y hacer lo que quiera..y quien logra quitarse las ataduras de la vida diaria y de lo que puedan pensar los demás...esa persona realmente escribe en libertad. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Que caray! (suele ser mi expresión más utilizada) pero es que es eso , que caray, Definitivamente si opini acetca de esto es porque no es que me haga reflexionar ni que me haga querer cambiar, sino que has dado certero en cuestión de que uno olvida los verdaderos confines de nuestros deseos, vivir no debería de generar tanta extraña decepción, más de nosotros debemos de darnos.

    Un placer leerte. Abrazos!

    ResponderEliminar

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Subscribe Now: Feed Icon