jueves, 24 de febrero de 2011

MURAKAMI Y 1Q84


Un alarde de conocimiento y pasiones. Ecléctica demostración de una fantasía que sólo se conecta a la tierra por el arte. La historia se va tramando despacio, indiscriminadamente. Con precaución y sin pretensiones de lenguaje, aunque poco a poco comienzan a surgir las pretensiones oníricas, esa característica desesperación del ingenio del autor, un ingenio con urgencia de ser demostrado, independientemente de la habilidad de contar una historia y mantener entretenido al lector.

No cabe duda, que Murakami sabe de jazz, y de música clásica, y de literatura. Lo deja claro en esta obra (y en muchas otras). Tal vez, hasta cierto punto, en exceso. Me hace falta una pizca de relación justificada con 1984 de Orwell, no mucho: una pizca.

Frases bellas aquí y allá, historias de amor. Una occidentalizada versión de la literatura japonesa. Pero de nuevo, eso tampoco es nuevo en la obra de Murakami. Sensual y violento: vende. Y definitivamente no es un escritor de aeropuerto.

Los personajes son precisos. Armados como quirúrgicos robots justificando defectos en la ciencia ficción o el surrealismo. Precisos. Tal vez demasiado precisos, pero escondidos tras la máscara de la locura y el ingenio.

Al fin y al cabo esa es la idea del escritor, contar una historia, hacer que quien la lee la disfrute. Lo logra, se hace ligera. Sin embargo, personalmente sigo extrañando la narrativa, la inventiva y la historia de Tokio Blues.

En español, TusQuets Editores sólo ha publicado en un tomo los libros 1 y 2. Estaré a la espera del libro 3 de 1Q84 para valorar la obra completa.

Me gusta Murakami, me entretiene definitivamente. Un sentimiento oculto me hace llegar a sus libros. Sin embargo, no lo considero un grande de las letras.

Para comenzar a leer a Murakami 1Q84 es demasiado amenazante, yo recomendaría comenzar por After Dark o por Tokio Blues. Mi tarea, como me comprometí en Simple y genial a mediodía es leer Sputnik, mi amor. Ya escribiré al respecto. Una vez haciendo frente a estos libros de menor extensión, recomiendo Kafka en la orilla, definitivamente es una buena opción para un vuelo muy largo.

Como Posdata, De qué hablo cuando hablo de correr es un ensayo de gran valor motivacional para todo aquel que tenga la intención de correr, o que corra, o que sea deportista, o que quiera llevar una vida más sana.

Murakami es un personaje interesante.

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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