viernes, 19 de junio de 2009

140 CARACTERES

Despierto una mañana. Así, de repente. No sé si me gustaría ser yo o mejor no, pero esa mañana en particular, amanezco siendo yo y no tengo alternativa. Pienso, sólo porque es necesario hacerlo para poder caminar hacia el baño cuando es casi de madrugada, el sistema automático todavía no reacciona y el sistema analítico está calentando, pero el sistema encargado de orinar (llámese como se llame) está trabando al cien por ciento. Por lo tanto, hay que pensar, claro, hasta el límite que lo permitan mis apendejadas neuronas.

En fin, de pronto descubro que estoy despierto. Y preparo café. Y me pregunto: ¿todo esto para qué? Pero yo sigo en el proceso de beber esa minitaza de café. Sigo pensando para qué.

Avanza el día y yo avanzo con él, dejándome seducir mágicamente por su absurda rutina, caminando porque camino, porque tengo que llegar, porque tengo que hacer cosas, porque tengo que saber. Pero, ¿para qué?

De pronto, en medio de mis alimentos recuerdo la pregunta que lleva jugando fut en mi cabeza todo el día: ¿para qué?

Es entonces cuando otra pregunta me atormenta, una más grave, más profunda, una filosofía abstracta que podría solucionar la razón de mis sentidos. ¿Para qué, qué?

De pronto lo logro, descifro el dilema, soluciono aquello que me atormenta, respiro. Sonrío.

Y escribo un inteligente comentario de 140 caracteres.

Aquí sigo. Atrapado en el pasado que juega a ser futuro. Pero, al fin y al cabo, despierto…

La bienvenida a un espacio sin espacio todavía, gracias.

Más tarde escribo algo de verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Subscribe Now: Feed Icon