miércoles, 24 de junio de 2009

LETRAS "LIGERAS"

Hay sonidos que nos cuentan secretos. Algunas veces queremos escuchar dichos secretos, otras no. Pero cuando es la tripa la que habla, la voz no puede reprimirse. Y sale. Sale. Sale. Sin pedir permiso, simplemente se escapa. El cómo se come al qué. Y el qué no deja de hacerse presente. Particularmente creo en la solidez de la ligereza, esa solidez que le ayuda a penetrar hasta la médula, esa solidez que la hace vigente y eterna. Creo en lo fresco y lo espontáneo.

Y creo también en el llamado supremo de nuestra vocación. En ese llamado que, como la muerte, es inevitable: ese llamado del que podemos jugar a escapar, a evadir; pero tare o temprano, terminaremos acudiendo.

Cuando tenemos las letras en nuestras manos, no podemos esconderlas, saldrán. Porque no provienen de nuestras entrañas, ¡son nuestras entrañas! Porque las letras no son nuestras, y la luz se fuga por la más mínima grieta.

Los ojos en la oscuridad buscan la luz inevitablemente: los ojos buscan tus letras, los ojos buscan el secreto que nos cuentan los sonidos. Los queramos escuchar o no. Los ojos son testigos de las letras, y llegan siempre, de una u otra forma a la cita: no necesitan papel ni editorial, no necesitan estructura, necesitan víscera. Necesitan que la tinta fluya. Los mapas y los caminos son trazados con la misma tinta, con la misma sangre que llega hasta mi garganta, que me permite desnudarme y andar descalzo, recién nacido.

And that was called love for the workers in song…” Dice Leonard Cohen hablando de su gremio en Chelsea Hotel #2.

Well, we’re the workers in voice. Somos la voz y los sonidos. Somos las letras y nos encontraremos en el recorrido de este pequeñísimo mundo que nos permite viajar por poco tiempo. Nos encontramos en los textos porque respiramos, porque antes que tinta en la sangre tenemos ojos hambrientos.

El aire es ligero y no tiene estructura, sin embargo, roza cada rincón de nuestro cuerpo por las noches, haciéndonos vulnerables y teniendo el poder de sofocarnos o congelarnos.

2 comentarios:

  1. Letras ligeras tambien significan superficiales y vanas. Un adjetivo que usualmente se le da a las escritoras, con mucha mas frecuencia que a los escritores, pues se presupone que el mundo para reconstruir o contar o crear es el de afuera.

    Una casa, un jardín, un aula, una sala de espera, una cubeta, una uña son ligeritos, cuties, interesantes a secas. La literatura está en otra parte.

    En esa parte menos transitada y menos llena de clichés, escribo yo. Y soy muy feliz.

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  2. Escribo esto, mientras oigo a Leonard Cohen (me gusta, no lo conocía) y opino, desordenadamente:

    "Hay sonidos que nos cuentan secretos..." y olores que nos transportan en el tiempo. "Algunas veces queremos escuchar dichos secretos..."; otras, que aparezcan esos secretos en el silencio.

    La oscuridad aparece (que no es lo mismo que el silencio, pero se parece) y lo ojos, inevitablemente, se adaptan, ¡interpretando todo de manera distinta! (Como si no se pudiera ver en la oscuridad) Y claro, buscan las letras (escritas, habladas, pensadas) siendo, los ojos, testigos y cómplices.

    Yo creo, personalmente, en lo planeado, controlado. Pero dados los últimos sucesos, la "ligereza" (sí, entre comillas, ¡como si fuera muy difícil entenderla)ha tomado un papel importante en las pequeñas grandes cosas de la vida (de mi vida). Y entonces, la ligereza es contundente, y si se quiere, sólida. (Pero nunca, superflua)

    Si bien es cierto que es difícil reprimir las letras (cuando salen, salen), hay gente que debería esforzarse un poco (sólo un poco) en no desgastarlas en reproches o juicios sin sentido; mas aún si se generan como respuesta a lecturas malinterpretadas.

    Así como la ligereza de las letras hace que personas desconocidas dejen de serlo (y se encuentren por la calle); la del aire recrea sensaciones contadas por las letras.

    Así de poderosa es la ligereza, que obviamente está mejor explicada por Milán Kundera, en "La Insoportable Levedad del Ser".

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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