jueves, 11 de marzo de 2010

LA ÚLTIMA HORA

Esperé con paciencia a que llegara la mañana, no quería levantarme de la cama antes de tiempo, así la espera sería más cruel, o más larga, o más cruel por larga. Me quedé en la cama, con la luz apagada, como si sufriera de insomnio o todavía estuviera dormido. Esperaba con los ojos abiertos enfocados a un techo que la misma  oscuridad no me permitía ver. Las líneas de luz roja formando números en el despertador informaban: 4:45. Faltaban al menos dos horas para poder ver la luz del sol. Yo sólo necesitaba una para estar lista. Para ducharme, maquillarme, perfumarme, vestirme. Sólo necesitaba una hora para ser una mujer completa, bella, deseable. Sólo necesitaba una hora para ser yo. La otra hora salía sobrando, yo, acostada, salía sobrando en el tiempo. En el espacio, necesitaba la luz. Necesitaba que los rayos de sol naciente me acariciaran, que el aire del amanecer me hiciera suya, que la luz iluminara mis ojos y me hiciera sentir. Necesitaba revivir. Que el momento llegara. Y ese momento sería después del amanecer.
            Un día importante. Eso es lo que todos me decían, sería un día importante. El más importante, pensaba yo. Les decía yo. Sí, el más importante. Todos estaban de acuerdo. La cama no era mía todavía, ni aquel reloj despertador, ni el espacio ni la noche. Nada era mío todavía. Pero lo sería al amanecer. Luego de ducharme, de transformarme, de hacer más clara mi belleza, de hacerla sentir.
            Apenas había pasado un minuto. ¿Qué haría durante los próximos 59? ¿Y si no llegaba el día? No, no podía pensar eso. Era el día más importante. El más grande. Tenía que llegar, todos los días sale el sol, ¿o no? Sí, sólo estaba un poco desesperada porque me sobraban muchos minutos, 58. Un mundo de tiempo. Yo necesitaba ducharme, pero no ahora, sino a las 5:45. Faltaban 58 minutos. Tenía que respetarlo. No sabía por qué, pero el día no empezaría hasta que saliera el sol. Abrí la persiana, seguía oscuro. No tanto como antes, ahora alcanzaba a ver los entornos de mi recámara bajo la oscuridad. Abrí la ventana. El fresco aire de madrugada se coló por mi cuerpo. Pero no era el aire que necesitaba, no era el que me haría sentir una mujer, el que apoyaría a mi maquillaje y mi perfume, a mi vestido y a mi ropa interior. Nada era lo que parecía.
            Una hora, lo restante de una hora. Un mundo entero. Una vida. Miré por la ventana. La ciudad estaba muerta. Yo no estaba ahí, nunca había estado. Estaba soñando, la vida no podía ser así. Necesitaba estar maquillada, perfumada. Empezar mi día. Era muy importante.
            Estaba desnuda. No podía ver mi cuerpo desnuda. No podía darme una ducha aún. No podía despertar, tal vez seguía dormida, como lo hacía todos esos años bajo los medicamentos. No podía soñar, no podía despertar, no podría llegar al día que comenzaría en 57 minutos, ¿para qué lo haría? Con qué propósito, mi vida estaba acabada. Estaba arruinada, yo misma había arruinado una vida que apenas comenzaba.
            ¿Por qué? Miré por la ventana. La ciudad estaba muerta y yo desnuda. Faltaban 56 minutos. Una vida. Una eternidad completa.
            Mi vida empezaría muy pronto. Miré por la ventana. Los autos estacionados se veían minúsculos desde el piso diez. No me gustaba mi cuerpo desnudo. Lo toqué. No me gustaba. Faltaba mucho tiempo para que pudiera yo vestirlo. Una noche antes todavía me habían vestido con aquella bata. Pero ahora no, era un día importante. Me vestiría yo misma, viviría yo  misma. Estaba curada.
            Pero faltaba tanto tiempo. Tanto. Nunca lo podría aguantar. La mañana estaba fría, lo sentí cuando miré por la ventana. Los autos minúsculos vistos desde ahí. No podía resistir más. No sé cuántos minutos faltaban.        
            No lo pensé, o tal vez sí. Me tiré por la ventana.
            Intenté alcanzar con gravedad al tiempo. Nunca empezaría mi vida. O tal vez sí. Al fin y al cabo, la muerte es parte de la vida, ¿o no?
            

3 comentarios:

  1. WOW! Me encantan tus relatos, creo que es lo que mas disfruto de ti. El poder escribir desde otro genero y que escribas en corto donde cada palabra cuenta con esos finales que solo tu, WOW!

    ResponderEliminar
  2. Un relato diferente...pero con el final inesperado que los caracteriza...has logrado de nuevo que durante la lectura de tu relato...me transporte a las situaciones que describes..me gusto...Saludos!!!

    ResponderEliminar
  3. qué paja es leerte otra vez. me había olvidado de este ladito de tí, tan tuyo.
    se le extrañaba Mr Co.
    beso.

    ResponderEliminar

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Subscribe Now: Feed Icon