jueves, 25 de marzo de 2010

LA VENTANA Y LA TORMENTA

Con un cansancio desalmado y un destino descubierto voy soñando con tu espalda y retando a mi pasado. Voy viviendo si es que puedo por tus ojos. Muero, sin quererlo, y respiro de tu ser. Respiro el esqueleto de tu esencia, te descubro escondida en mi colchón.
            Ansiedad hermana, ansiedad paciente, te desvelas decidida y desolada por mis venas. Te renuevas y te escapas del esquema del deseo. Ansiedad amorfa, ansiedad maldita. Camino hacia la calle y regreso rápidamente al sillón, te encuentro como siempre, la mirada en el espejo que refleja la tormenta. Te descubro como siempre y regreso hacia la puerta, camino en círculos, ida y vuelta. Me pregunto qué será aquello que lees en tu cara, ¿qué será aquello que tú misma encuentras en tus ojos? ¿Qué verás sólo tú debajo de tu ropa? Me convertí en tu cuerpo para entenderte. Una experiencia inolvidable. Pero el cansancio me consumía, cada vez me costaba más trabajo respirar siendo parte de tus pulmones, me disfracé de piel. Comenzaste a rozar tu cuerpo con las palmas de tus manos. Te sentí. Todo era un espejo. Voy viviendo, si es que puedo por tu pecho, por la sensibilidad de tus recuerdos. Te descubro y te acompaño, escucho el calor de tu aliento, me rebeló ante ti, te confundo, te hago dejar a un lado aquel espejo, te tumbas en mi sillón, tal vez extrañándome, tal vez esperando que no regrese.
            Según tu imaginación yo sigo fuera de la casa, con un paraguas caminando bajo la lluvia, recorriendo nuestro rincón minúsculo de la ciudad. Tú te tocas, más bien, yo te toco con tus propias manos. Grito. Grito tu nombre y tu lo sientes, te buscas en un espejo que quedó fuera de ti, en un espejo que no refleja más que muerte. Te buscas, me buscas. Te grito, ahogas con tus propios labios un salvaje alarido de placer por miedo a que yo mismo te escuche. No tienes idea. La noche se refleja en tu memoria y yo no puedo entrar a tus más profundos pensamientos, tengo que conformarme con estar dentro de tu sangre, acariciándote los huesos, haciéndote sentir desde la médula. Tú no sabes nada, no tienes idea.
            Somos viejos y lo conocemos todo, todo de nosotros y todo de los otros. Somos viejos y sólo nos queda el espejo, la oscuridad y la tormenta, aquello que fue. Los sonidos, el sonido. Nuestras voces, la música que no reconocemos. Somos viejos y viajamos por generaciones. Haciendo el amor en un solo cuerpo, en un solo humano, en la edad que siempre soñamos: en nuestra plena juventud. Te imagino como eres, con tu piel estable, firme, suave. Te imagino como te sueño, perfecta. Tú te imaginas así, te sabes así cuando me tienes dentro. Te acaricias con más fuerza, con una pasión que desconoces en ti. Porque no es tuya. Revives en mí. Revivimos juntos.
            Hasta que yo abro la puerta. Te encuentro satisfecha, viendo tu rostro en el espejo, dejando a tu espalda la ventana y su tormenta.
            Descanso en el sillón, casi a tu lado. Existo de nuevo. De regreso a la vejez.

5 comentarios:

  1. genial!... [[ Me pregunto qué será aquello que lees en tu cara, ¿qué será aquello que tú misma encuentras en tus ojos? ¿Qué verás sólo tú debajo de tu ropa? Me convertí en tu cuerpo para entenderte.]] ... cuantas ganas dan de hacer esto para poder sentir, disfrutar, conocer, entender a la otra persona... cuantas ganas...

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  2. Hermoso! Explicitamente ideal. Me encanta tu narrativa

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  3. es tan bueno como perturbante..
    me gustó. Me produjo demasiada ansiedad.
    No es malo. (bueno, para mi un poco, pero luego pasará)

    saludos!

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  4. Excelente!... Visceral y pasional, te hace pasar por todas las sensaciones descritas. Sube y baja. Y aceléra los látidos del corazón y causa una ansiedad casí adictiva. Muchos Saludos Artista!

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  5. Tu relato es genial como el GENIO que tu eres, y lleno de pasión.
    Me encanta cuando dices: "Respiro el esqueleto de tu esencia, te descubro escondida en mi colchón". "Me convertí en tu cuerpo para entenderte". "Tú te tocas, más bien, yo te toco con tus propias manos".
    Anoche me acompañaron tus letras y la luna... saber llegar y hacer sentir. La imaginación y tus palabras provocan sensaciones increíbles... sentí y vibré con ellas.
    No dejes nunca de escribir, es un gran placer leerte, mis ojos disfrutan con tus letras.
    Besitos...

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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