lunes, 3 de enero de 2011

MR. K


Algo de misterioso hay en algunas canciones. Algo de misterioso hay en la vida, posiblemente en cada amanecer. Y ese misterio, llevado a su máxima expresión, se convierte en locura. La canción es Being For The Benefit of Mr Kite! Una misteriosa interpretación de Los Beatles a ciertos acordes fantásticos que se pueden fumar en colores como la famosa portada del Sargento Pimienta.
            Y lo que viene después del misterio es la ficción.
            Escribir ficción, como cualquier otro oficio supongo, requiere de mucha disciplina, de mucha práctica y de ejercicios para estirar la imaginación. Llevo muchos años intentando escribir mi novela, mi primera novela, cada mañana me siento frente a mi máquina de escribir como buen romántico de la literatura y mi meta es terminar con un paquete de 100 páginas de papel bond. Escucho las teclas taca-taca. Taca-taca. Huelo la tinta, amo el aroma. Enciendo un estéreo que no he cambiado en años y pongo algo de música. Nunca he comprado una computadora para escribir, ni un aparato de sonido sofisticado. ¿Qué haría con mi colección de acetatos? Soy un romántico. No puedo negarlo. De pronto surgen los Beatles.
            Ahí cambia la historia. No había escuchado esa canción en siglos, es como si estuviera guardada en un enigma estrambótico que hacía que una parte de mi cerebro la recordara pero otra la tuviera arrojada en el más viejo olvido. Entonces escuché los acordes. Y comencé a teclear con toda mi fuerza en esa máquina. Tenía la historia. No podía parar. No podía dejar de escribir. Había llegado el día. Estaba contando la historia. Fluía. Todo fluía. Encontré a mi personaje. La comprendí, la desnudé, la vestí, le di la personalidad que requería, era como mi propio Frankenstein en papel. Es engendro que llevaba esperando tantos años. Diez, quince tal vez.
            Mi novela estaba ahí, en la propia carne de mi personaje femenino, mi heroína, mi bella heroína desnuda frente a mí. Golpeaba desesperadamente las teclas en medio de escenas, diálogos, anécdotas, sexo y vida. Personajes que cobraban vida en mi imaginación y danzaban alrededor de los Beatles y mi máquina de escribir.
            De pronto me doy cuenta que no estoy solo en casa. Hay alguien más. El absurdo de mis pensamientos se apodera de mí. Y la veo.
            Sí, era justo ella. La protagonista de mi novela. Viva. Frente a mí. Con un cuchillo de cocina en la mano todavía llena de sangre. Te acabo de matar, me dijo. Yo seguía vivo. No podía haberme matado, no a mí. Estaba todavía respirando, además, ella era producto de mi imaginación. Me acerqué a ella para tocarla. Para ver si ella era real o yo. Mientras tanto, escuchaba como la vieja máquina de escribir seguía tecleando. Y la música sonaba. La misma melodía misteriosa una y otra vez. La toqué. Toqué a mi personaje. Y ella me abrazó con fuerza. Sentí su amor desinteresado en forma de filo atravesando mi espalda. El fierro helado me cruzó el cuerpo. Me estaba matando de nuevo mientras yo besaba desesperadamente su boca buscando aire para sobrevivir. Sacó el cuchillo de mi cuerpo y con la misma mano desgraciada me golpeó la cara.
Despierta, hijo de puta, me decía, ¿piensas que esto es un juego? ¡La combinación de la caja fuerte o te mato!
            Debí de haberlo entendido antes. Yo solo quería escribir una novela. Mr. K me traicionó.

1 comentario:

  1. Y porque todo siempre se vuelve en contra buscando algo. Todos buscamos algo.
    Muy bueno, Mister Cohen.

    ResponderEliminar

¿Y ÉSTE QUÉ?

Mi foto
Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

SI BUSCAS...

Subscribe via email

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Subscribe Now: Feed Icon