lunes, 31 de enero de 2011

BLACK SWAN Y EL ARTE (BREVE RECOMENDACIÓN)

De pronto el cine me lleva de la mano. No me pide permiso y se convierte en el dueño de un pedazo específico de mi tiempo.
            A ver… la música no me pide permiso, me secuestra. Se apodera de mí sin que me dé cuenta, hasta que de pronto me resulta doloroso apagarla, dejar de escucharla. Llego tarde, no me bajo del coche, me quedo diez minutos más en la caminadora. Me seduce al momento que me secuestra.
            Un libro se convierte en algo así como mi cómplice. Me pierdo: encuentro un mundo distinto: ajeno. Más bien, un extraño intercambio entre lo ajeno y lo propio, entre lo robado y lo privado. La literatura es una relación sexual, ni más ni menos. De pronto, hacemos el amor, con deseo, fuerza, sentimiento; pero de pronto cogemos, sin miramientos, sin romanticismo. Cogemos como dos extraños que necesitan sentir esa pasión pura, sin nombre. La literatura de vez en cuando es dolorosa para mí como una violación, pretenciosa como una bellísima mujer frígida que necesita fingir para moverse por la vida.
            Los libros son algo privado. Completamente privado.
            El cine es público. Es ruido y educación. Te lleva de la mano por un mundo que te describe, te demuestra. Son emociones que provocan emociones. Son disciplinas y dinámicas. El cine es plural. Y por más personal que la relación se convierta entre él y yo, hay un alumno y un maestro.
            Este fin de semana vi una película que me llevó a lo más profundo de mí. A lo más oscuro y a lo más conmovedor, a lo sublime, a la belleza absoluta y la certeza de seguir siendo humano, a mis impulsos de artista y a mis instintos suicidas. Una película que me llevó a la locura del mundo y a su más espantosa realidad, a la terrible realidad de la que no hablan los vampiros mediáticos, la cruel realidad que no se lee en los periódicos pero que pudre sociedades. Los fantasmas propios.
            Los que mataron a Tchaikovski, los que hicieron su vida miserable quizá. Los que lo llevaron a componer esa música que no me permite desconectar los audífonos. Los fantasmas que hicieron de Tchaikovski un poeta sublime cuya creación musical llegó a inspirar una película genial a más de cien años de su muerte.
            Una brillante forma de tocar los temas más perturbadores de la mente humana. Darren Aronofsky sorprende como siempre. Una obra maestra más que llega a las masas. No es la película en la que luce más bella Natalie Portman, pero sí en la que más ha lucido como actriz, como artista: instrumento de la cinematografía para llevarme de la mano a la oscuridad del mundo que me plantea. A la verdad del ser humano. Y sobre todo del arte, de la eterna lucha por la perfección.
            El cisne negro (Black Swan) es, a mi juicio, una película que se debe ver.

2 comentarios:

  1. El cisne negro (Black Swan) es, a mi juicio, la mujer que usted ahorcó ayer.
    Besos!

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  2. en verdad buena, de cine de arte te recomiendo 'Los amantes del círculo polar' es una española de finales de los 90's, una historia muy interesante con unos diálogos muy buenos, saludos.

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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