domingo, 5 de julio de 2009

REALIDADES

¿Existirá la palabra realidades? Según yo, en teoría, la palabra sólo podría ser utilizada en singular, ¿o no? En base al mundo como lo comprendemos, hay una realidad. Puede ser diferente para cada quien, comprendida de forma distinta, hablada y estudiada, disertada y disecada, pero sigue siendo la realidad.

Ahora, la comunicación es una palabra tan ambigua como realidades. Vivimos y dejamos vivir, ese lema es maravilloso mientras nos permitimos pensar que ojos que no ven, corazón que no siente. Tal vez no me esté explicando, pero ya qué.

Hay un tipo que conozco, tal vez para este texto, incluso puedo decirle amigo. Y como no se va a enterar de que estoy hablando de él, hasta le voy a inventar un nombre. Para fines meramente prácticos le pondremos Joaquín. Pues Joaquín tiene una reunión el sábado por la noche, un par de horas antes me confiesa que no quiere ir solo, a mí se me hace fácil decirle: “No te agobies Juako, búscale en mis contactos de feisbuk y si encuentras a una niña que te guste y soltera pues te doy su número y la invitas”. (Nota personal número uno: los nuevos blind dates que incluyen fotos en bikini han mejorado mucho la ciencia de la penetración de los hombres en las vidas telefónicas de las mujeres a las que llevarán a cenar próximamente). Le pareció buena idea. Joaquín fue atento a las indicaciones y hasta podría decir que considerado, hizo una lista completa de los nombres de las niñas de cuyos avatares pudo distinguir belleza indiscutible y me llamó con la lista en mano para evitar las numerosas llamadas telefónicas. Se lo agradecí y entre Tere y yo conseguimos los datos y los teléfonos de algunas de ellas para dárselos: “No seas cabrón, Juako, fíjate a quién le llamas y a quién no, si te batean un par, le paras… no te quemes”. Horas más tarde, ya en la reunión, me doy cuenta que Joaquín no llega… y no llega… y no llega, ni solo ni acompañado con alguna de mis bellas amigas. Me pregunté qué tan abusado será el joven. Tal vez está en una fiestita privada con una de mis santas amigas en su depa. No llamé para no molestar.

La historia es como sigue: la realidad alterna de Joaquín, similar a la realidad alterna de otras personas que conozco y similar a la realidad alterna de mi propia vida, se vuelve un mal necesario de nuestra generación: la necesidad de sentirnos acompañados, comunicados, la necesidad de sentirnos importantes y comprendidos, de ser escuchados. Siempre he pensado que entre nuestros conocidos nosotros somos mucho más de lo que en verdad somos, por decir algo, en nuestro trabajo. O sea, nunca nos nombramos a nosotros mismos “clases B” o “achichincle”, nos gusta más la idea de ser ejecutivos o gerentes o burócratas, pero de mayor nivel del que realmente somos. Supongo que también eso será fácil en el mundo cibernético –¿todavía se usa la palabra cibernética o ya es muy poco geek?–. Cuando estamos detrás de una fotito en la que escogemos cómo nos vemos –he de confesar que yo pongo la foto en la que considero que, por mucho, es en la que mejor me veo–, detrás de un avatar previamente seleccionado, somos más de lo que somos, tenemos otro coraje, otra valentía y otro punto de vista. Somos menos vulnerables cuando podemos ser nosotros, pero otros nosotros, cuando tenemos amigos que no se enojarán si Joaquín no llega a tiempo, o si le apesta el hocico.

Eso es lo que sucedió con el hombrecito aquél sábado por la noche. La historia triste de la existencia de realidades en vez de realidad. La historia extraña, la diferente. La que no sólo cuenta de una persona que utiliza sus contactos de redes sociales para estar en contacto, sino para tener una vida social alterna, distinta, deseada, planeada. Una vida social en la que cada quién puede ser el centro del mundo, en la que se puede trazar un personaje llamado “nosotros mismos” a tal grado que dejemos fuera lo que sucede en la calle. Como el caso de Joaquín, que encontró tanto más interesantes sus nuevos contactos de mi feisbuk que la reunión en donde sus amigos (o conocidos) lo esperábamos.

Al final del camino, la realidad se convierte en un concepto ambiguo: existen realidades. Existen personas que pueden ser lo que quieren ser, lo que siempre han pretendido, que no son juzgadas y hablan libremente. Existen personas que se escapan del mundo real al mundo de las compus… ¿y cuál es el siguiente paso? ¿A qué le tiramos?

¿Estamos condenados a esconder nuestras caras detrás de una foto en la que estábamos riendo?

No lo sé. Pero el caso de Joaquín me ha resonado en la cabeza tanto.

¿Alguien conoce a alguien que no haya llegado a la reunión por tener otra reunión en Internet?

¿Qué le vamos a hacer? Hay que adaptarnos al mundo de hoy, ¿qué no?

1 comentario:

  1. Claro que "realidades" puede ser usado en plural! ¿Nunca has jugado second life? That takes whole new meaning...

    Y la verdad yo tambien hubiera hecho como Juaco, para que ir a otro lugar si la estás pasando bien? Lugar, tiempo y espacio adquieren otro concepto totalmente diferente ahora ;)

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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