martes, 7 de julio de 2009

¿SOMOS, NOS HICIERON O FUIMOS ESPECTADORES?

¿Qué pienso? Estoy sentado, tomando un café y viendo –no leyendo– la portada de tres periódicos. La estrella: el partido ganador. Los demás: íconos del gran fracaso. Tomo un trago de café, quiero prender un cigarro pero recuerdo que ya no dejan fumar en las oficinas, sigo viendo el desmadre de mi escritorio –periódicos incluidos– y vuelvo a preguntarme qué pienso. Entonces una micro lluvia de ideas aparece dentro de mi frente en un segundo. Y no alcanzo a leer toda esa información en mi cabeza, así que vuelvo a ver los periódicos. Y ¡kabúm! Palabras.

Dejo el café a un lado –casi lo derramo encima de mi computadora, por cierto– y recuerdo el comentario que poco tiempo antes me había dejado un brother en este blog. Acerca de ya no poder seguir de espectadores ante la triste y jodida situación política de nuestro país. ¿Y entonces? Le tengo que responder algo, ¿no? Tomo más café. Ya está frío, ni modo, igual me lo tomo –cuando uno necesita cafeína, la necesita– extraño más un cigarro y abro una nueva página en blanco. Intimidante –no importa cuántas páginas junte a través de los años, siempre me va a intimidar la página en blanco–. Ya no me pregunto qué pienso, porque ya lo sé, ahora lo que tengo que intentar hacer es tratar de dar el ancho con las manos para que las ideas lleguen a tiempo a las yemas de mis dedos. Bum. Bum. Bum. Taca. Taca. Taca. Taca. Recuerdo la diferencia entre ser un novelista y ser un periodista, ¡yo no sé escribir así! Me aterroriza el contacto directo con el lector, soy nuevo en esto. ¡Joder! Pero no todos los días va a ser siete de julio, así que más me vale apresurarme en mi nueva tarea escribiendo blogs. Las letras me agarran del cuello y me dicen “vas”. Así que, pues voy.

Pienso en las propuestas que no encontré en las campañas políticas, y pienso en todo lo que no vi. En todo lo que está mal. Y de pronto veo que ya sé qué ganó, y aunque sigo sin saber para qué ganó, se me ocurre algo. ¿Qué tiene que hacer el nuevo campeón de la carrera para mantenerse en primer lugar dentro de tres años (que al final del camino es lo que más les importa)? El camino más seguro y más fácil es hacer las cosas bien, tener una mente fría ante el poder y no hacer mucho ruido, pensar las cosas como las pensaron en campaña mientras sus contrincantes se devoraban vivos. Y luego de eso, proponer: buscar tener contenta a la gente hasta donde más se pueda. Evidentemente, eso sólo será un oasis, porque tarde o temprano, el poder se les subirá a la cabeza y junto con éste el autoritarismo y el dinosaurismo y los setenta años y la manga del muerto; pero en el inter, mientras sigue siendo oposición, tiene que haber un cambio considerable, un remedio que nos medio mantenga callados. Algo bueno por el hecho de hacer bien. Eso durará unos años, ¿cierto? No muchos, pero algunos. Ahora, si esto sucediera, tendríamos una nueva oposición que de no hacerse fuerte desaparecería como desapareció durante tanto tiempo. Así que tendría que vivir el proceso que vivió el PRI durante los últimos nueve años, en los que se convirtió en una fuerza política de tercer nivel. Eso nos llevaría a un intento de mejorar para mantener, de ahí, un esfuerzo por mejorar para regresar, y así sucesivamente. Eso sí sería alternancia, eso sí sería competencia. Ahí sí habría posturas políticas, porque de otra forma, se los carga la bruja como se los está cargando en este momento. Todos sabemos que si le damos la mano al ganador, tarde o temprano nos la morderá, es por eso que necesitamos lo que estamos viviendo.

Yo sigo en espera de las propuestas, pero ahora más que nunca, ahora quiero saber cómo van a echar la carne al asador para mejorar su táctica y hacer felices a más mexicanos, con estructuras financieras, políticas, de seguridad. No lo sé. Con auténticas propuestas palpables, cuantificables: de esas que a mí no se me ocurren porque no soy político (evidentemente). Pero ahora considero que el ser espectador tampoco va a ayudar, ahora creo que necesitamos exigirle al ganador que nos demuestre no porqué gano, sino para qué ganó. Que le demos oportunidad de presentarnos la propuesta de la que tan hambrientos estamos y que demos oportunidad a los otros de reformarse para levantarse de nuevo de nocaut. Y ahora sí exijamos: o proponen, o se los comen los gusanos. Punto.

Por otra parte, pensé que descansaríamos de los anuncios electoreros, pero ¿qué chingaos hace ahora Chucho Ortega hablando en el radio? ¿En verdad, ahora qué quiere ganar? Muerto el perro se acabó la rabia, que se vayan a comprar otro perro y se pongan a trabajar.

Yo ya me preparé otro cafecito, está caliente de nuevo, y ya que me desaté un ratito, me preocupo por seguirle dando a la ficción que finalmente es mi oficio: contar historias. Pero habiendo respondido a los comentarios de dos compadres. Así que, ahí me avisan.

Hasta pronto, ahí nos vemos…

1 comentario:

  1. Somos, nos hicieron y fuimos...
    Siempre ha sido asì. Creo que los mexicanos no tenemos las agallas suficientes (por no decir los huevos... ¡ups!) de REALMENTE exigirle al gobierno un cambio. Pero creo que tampoco estamos en época de hacer un levantamiento armado, simplemente de hacernos escuchar y debe haber algùn medio que, obviamente, todavía no descubrimos...
    Si de verdad los políticos cumplieran lo que prometen en sus campañas, México creería en ellos de nueva cuenta... Creo yo...

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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