viernes, 21 de agosto de 2009

MILES DAVIS

Cuando Cicely Tyson adoraba escuchar Human Nature de la gran revelación del música pop Michael Jackson, Miles tenía 57 años. Tal vez Davis, siendo ya uno de los más grandes de la historia, pensó en componer algo similar para regalarle a su mujer, o tal vez enfureció por dentro al descubrir que ella no escuchaba con la misma pasión su magnífica trompeta. Tal vez muchas cosas, pero Miles Davis tocó para Cicely Human Nature a su modo. Como todo lo que hacía, resultó hipnotizante.

En su aliento sonaba el deber más que la inspiración, elemento intrínseco en su ecléctico entusiasmo. Miles Davis había nacido con una trompeta pegada a los labios. Esa fue la base de su excentricismo quizá innato, el poder que le otorgaba ser el amo del Cool, Haber tocado a los dieciocho años en el quinteto de Charlie Parker, del gran Charlie Parker y logrando dejar atrás el nerviosismo del Bop.

Sin embargo, había mucho más que innovación en la magia de su música: la sensualidad alcanzada con It Never Entered my Mind evocaba un escenario sensorial que acariciaba por dentro, que lograba llegar a la piel, no sólo a los oídos. La fusión de ideas en su cabeza lograba colores definidos en notas para alcanzar un clímax embriagante. Miles lo sabía. Lo pintaba. Lo tocaba. Davis inventaba música. Creaba texturas y colores con el aire. Y al saberlo, comenzó el otro viaje, el que lo llevó, más tarde en su vida, a presentarse frente al presidente de los Estados Unidos de América, Ronald Reagan, a los 61 años de edad, rompiendo todo protocolo de etiqueta, con una serpiente roja grabada en un saco de esmoquin, con chaleco sobre chaleco. Desafiando y representando. Siendo él la voz, a través de la trompeta, quizás, más famosa del mundo. Al menos, la mejor cotizada en el mundo del jazz. Los Ferraris y esos juguetes no los podía usar cualquiera. Era necesario tener a espaldas un Kind of Blue, y So What para avalarlo. Era necesario el cool. Era necesario haber sido guapo.

Era necesario ser Miles Davis.

Lograr en diez horas alcanzar un sonido flotante, grabarlo y vender la inusitada cifra de cuatro millones de copias. Lujo que el jazz nunca había alcanzado a darse. Kind of blue representaba el sentido más puro de la tristeza, de aquella tristeza avalada por lo más bello del sonido. Estableciendo un lazo entre las emociones, la música y el poder. Estableciendo un inmortal enlace entre la poesía hecha trompeta y los años de supervivencia. En 2009 sale una nueva versión conmemorando los cincuenta años del lanzamiento de dicho disco elaborado en tan sólo diez horas y alcanzando los primeros cincuenta de su inmortalidad. George Rusell hacía su parte, el papel y las cuerdas contribuían. La presencia de Parker y el bebop seguía su camino. No sólo se necesitaba inspiración, se necesitaba conocimiento, estudio, técnica. Se necesitaba Rusell. Encontraron juntos la teoría en 1958, y descubrieron la forma de combinar los acordes y las notas para lograr una armonía desconocida hasta entonces por el jazz. “Si Bird no estuviera muerto, se hubiera muerto de nuevo”, dijo a Davis a Russell. No tardó tanto So What: no tardó tanto Kind of Blue. Llegaron las diez horas que cambiaron al mundo del jazz. No sólo era Miles -a pesar de ser el alma conductora de aquella sonoridad reveldora-. Eran John Coltrane, Bill Evans, Wynton Kelly, Paul Chambers, Jimmy Cobb y Cannonball Adderley. Coltrane, justo ahí encuentra plataforma para despegar con identidad propia: inmensa, sellándose años después con A Love Supreme.

El oficio y la pasión desentonaban en Miles la identidad única que lo hizo sobresalir, que dio cuerpo a su música y a su imagen. Cool. Tal vez sólo esté hablando de Miles Davis, tal vez de su música y tal vez de Kind of Blue.

A cincuenta años de Kind of Blue, su impacto sigue siendo novedad, sigue haciendo historia como uno de los álbumes de mayor influencia de todos los tiempos, no sólo para el jazz, sino para algunos músicos de rock y de clásica.

Tal vez se alcance a sentir el aliento en su trompeta, la cara inflada por el aire detonador de melodías, los ojos perdidos y la vestimenta excéntrica en una mañana cualquiera, maduro enamorado, buscando renovar el amor de su hermosa mujer haciendo magia de Human Nature. El Midas del Jazz, Miles Davis. Haciendo historia como aquel que revolucionó el jazz y los sentidos de muchos de nosotros.


Colaboradores @marko123 @barbarab1833 @teporingo @lady_marian21 @NaborGarrido @victorio1 @pablocozzaglio

7 comentarios:

  1. No se ha escuchado otra trompeta como la de Miles Davis, "Se necesita ser Miles Davis", cuantas anécdotas, cuantas vivencias y enseñanzas que todas las letras son pocas para decirlo. Gracias por hacerme parte de estas letras.

    Un abrazo

    Marian

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  2. El articulo, quedo muy bien, te instruye, te deja con ganas de querer aprender mas!! y como siempre increibles palabras!! Y tambien reconocimiento a tu trabajo, que por hacernos participes (en tuiter) se q debe ser dificil para ti. Me imagino no es tarea facil esa de andar entre tuit y tuit, checando e investigando datos!! MAESTRO COHEN!!

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  3. No conozco nada de jazz ni me he interesado alguna vez en buscar información sobre este género de música, pero este artículo verdaderamente me ha incitado a hacerlo, ¿Miles Davis? ya me suena a algún grande de la música que me pasé de largo. Además me gustó mucho el blog. Voy a seguirte, es muy bueno.

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  4. Me parecio maravillosa la narración que haces de la magia que producia Miles Davis al tocar su trompeta, de manera que sea visualizada claramente, como si uno lo hubiera presenciado!

    Por verdaderos genios como el, ha evolucionado la música y podemos regocigarnos al escuchar unos de sus discos!

    Felicidades por este post.

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  5. Me declaro total y absolutamente ignorante de la música y más del Jazz. Esta columna está increíble, como dice @W, invita a conocer más. Felicidades, gran integración. ¡Quiero oír a Miles Davis!

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  6. Me sucede con Miles que el retorno es completamente visual: los sonidos forman una postal de algún momento interesante que he tenido. Desde mis clichés mundanos (un martini y un habano en cualquier lugar costero), hasta noches de excesos glam, Miles y Coltrane, Miles y Charly Parker capturan la fascinante decadencia y la hacen imagen. Buen post de Cohen y colaboradores.

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  7. Miles,
    infinito lo que ha hecho.
    Hizo lo que quiso,
    Miles no se crea ni se construye,
    tampoco se transforma.
    Se enferma en la deconsturcción
    dentro de las sincopas del Jazz.
    Amen, en tuty.

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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