lunes, 12 de octubre de 2009

EL MEJOR DÍA DE MI VIDA

La mañana del mejor día de mi vida amanecí llorando. Eso si se pudiera decir que amanecí, o si se pudiera decir que aun tenía la capacidad de llorar.

La mañana del mejor día de mi vida amanecí con la nariz sangrando y la boca seca, con el estómago en llamas y el alma podrida.

La mañana del mejor día de mi vida ya no era mañana, pasaba de medio día, con trabajo alcancé a contestar el teléfono, no podía levantarme. Era mi novia: se encargó con maestría de decirme lo poco que yo valía, de hacerme saber que mi vida estaba en picada, que era precisamente la antítesis de un hombre proveedor, que todo lo que había yo soñado ser no era sino una utopía: en resumen, que yo era una basura. Lo peor no fue lo que dijo, lo peor fue la razón que tenía para decirlo. A diferencia de sus ordinarias discusiones, esta vez no estaba equivocada en una sola palabra.

Al menos luego de eso pude llorar. Al menos.

Pero después, mis lágrimas no parecían cesar, mi nariz había dejado de sangrar pero había heredado una dolorosa resequedad que hacía veneno mortal del aire.

El mejor día de mi vida no pude dejar de llorar, ni pude dormir: la tortura de mis propios pecados se hacía evidente a cada instante. Intentaba reflexionar, al menos pensar, intentaba buscar una solución… imposible. Completamente inútil: la concentración y yo habíamos destrozado toda relación aquel día. Además, no había salida. Era un hecho. Bueno, el suicidio siempre es una opción, pero se necesita mucho más valor del que yo era capaz para quitarse la vida. O para pensar en cómo me la podía quitar.

El mejor día de mi vida no quería vivir. Pocas horas después de colgar con mi novia, llamó mi padre. No había contestado una llamada suya en semanas. Ese día contesté. Y no pude hablar, así que lloré. Y seguí llorando. Y seguí llorando. Y seguí llorando. Colgué porque necesitaba vomitar: no tenía nada qué vomitar. La nariz volvió a sangrarme. No tenía fuerzas para llamar a mi padre de regreso.

El mejor día de mi vida no podía respirar. Llamó mi padre de vuelta. Contesté. Y volví a llorar. Y a llorar. Y a llorar. Me dijo que venía en camino y no pude contestar que sí o que no. Simplemente lloré. La nariz no me paraba de sangrar. No estaba preocupado por mí mismo, no tenía la fuerza mental para hacerlo. Sabía. No sabía qué sabía, pero sabía que sabía. Y lloraba. La nariz me sangraba. En el baño un insoportable ardor me decía que también el estómago me sangraba. Y lloraba. Sin fuerzas, pero lloraba. Llegó mi papá a mi casa. Y de ahí la clínica y esas cosas.

En fin, el mejor día de mi vida fue el último día que consumí coca.

Nadie dijo que fuera fácil empezar a vivir.

7 comentarios:

  1. Wow, fue una montaña rusa, corta pero igual de emocionante, directo, conciso, eres genial J. Gracias

    Te regalo la magia de un abrazo

    Marian.

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  2. Cuando leí "mi nariz había dejado de sangrar" empecé a imaginarme de que se trataba.

    No sé hasta que punto sea real lo de la coca (soy lector nuevo), pero supongo que ya me iré dando cuenta de aquello a medida que me vaya enviciando con tu blog.

    Me gusta mucho como escribes. Saludos.

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  3. Un relato fuerte y de mucha reflexión, pues cuantas personas estan en una situación similar, algo que me gusta de lo que escribes es que puedes escriber de todo y siempre lo haces muy bien, este post es muy reflexivo e interesante, lo leo y me doy cuenta porque ganaste un premio como lo comentaste, creo que de los relatos que has escrito este es uno de los que mas me ha gustado..Saludos!!!

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  4. Como siempre y como nunca, una vez más perdemos a la persona, a veces me dan unas ganas de rescatarlas ja! pero creo que los llevas a donde tienen que llegar con todo y su historia y sus finales pérdidos en tus palabras. Tu historia queda con este día que se torno gris y casi lluvioso ja!

    Besazos!

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  5. Conciso, intrigante, emocionante y esperanzador. Aplausos.

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  6. Real como la vida misma tu relato. Se por propia experiencia que no es nada fácil empezar a vivir cuando durante un tiempo la coaca ha sido tu aliada y dependías de ella.
    Realmente es empezar a vivir de nuevo, conocerse a uno mismo, es afrontar los miedos, la tristeza, la alegría, los problemas, la vida diaria desnudo, sin ella, que hace que las cosas se afronten y se vean diferentes. Al final lo único que ella hace es tapar la realidad y la vida parece más fácil, pero en realidad, y hablo por mi, la vida es lo que es, yo soy la que soy... ella complicaba mi vida porque era una adicción, porque sin ella no me divertía, porque mis problemas parecían más grandes si no tomaba, porque tanto cuando estaba bien como cuando estaba mal necesitaba tenerla cerca. Yo no sagré, si lloré mucho en su momento pero tuve la gran, gran suerte de tener un genial amigo, un amor de persona que me abrió los ojos, me hizo ver el problema que tenía y me ayudó a superarlo en los momentos en que quieres volver a lo mismo. A mí también me ha costado empezar a vivir de nuevo, no es fácil... nada fácil, pero sigo... la adicción quedó atrás... un capítulo más de mi vida y muy orgullosa de haberlo superado y seguir adelante. Siempre estaré agradecida a esa persona amiga que me tendió una mano cuando más lo necesitaba, actualmente no se mucho de él, no hay respuestas... pero fue y sigue siendo para mí un ser maravilloso, me ayudó y me apoyó cuando más lo necesitaba, le estaré siempre agradecida... le deseo que sea feliz en su vida porque lo quiero... lo quiero mucho.
    Tu relato me ha traido recuerdos buenos y malos pero reales, pero si puedo decir que el día que la dejé empecé a vivir de nuevo y a conocerme otra vez a mi misma, no es fácil pero la vida en si tampoco es fácil.
    Gracias por tus letras, me han recordado tiempos difíciles pero superados y me siento orgullosa de ser la persona que soy hoy.
    Tus palabras han tocado mis fibras de una forma distinta pero te lo agradezco.
    Es genial tu manera de expresarte y lo que puedes hacerme sentir con tus letras.
    Un beso grande... te lo mereces

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  7. Los sentimientos bullendo, un relato donde la piel del personaje es simplemente palpable.
    Excelente J. gracias por este relato encarnado en la realidad de muchos jovenes.

    Saludos ^^

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Un observador del mundo actual. Leo. Luego escribo. A veces me cuesta trabajo comprender que existo. Pero me gusta observar el mundo actual y plasmarlo en letras. No hay mucho más.

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