LA RADIO Y EL TWITTER ¡VIVA MI 2009!

Esta mañana, en el coche, me sentí parte, una vez más de un libro que leo, al menos, una vez al año: El principito. Con una diferencia fundamental, en vez de ser un niño quejándose de las personas mayores –aclaración, lo sigo haciendo todo el tiempo–, me convertí en un adolescente quejándose de los adultos, o algo así. Me explico: hoy el tráfico fue extravagantemente desesperado. Y yo, entre que en la pendeja y haciendo llamadas para disculparme por la tardanza, escuchaba una canción en la frecuencia que comúnmente escucho en la mañana, me tardé varios minutos en darme cuenta que generalmente a esas horas en esa estación no hay música. Pero me gustaba lo que escuchaba. Estaba en la estación equivocada. Pero le dejé. Me cambiaron al chaparrito que da noticias hablando fuerte por dos chavos divirtiéndose de lo lindo, hablando de música y mencionando palabras como digital, blogósfera, twitter. ¡Twitter! Alguien me llama. Otra canción. Yo seguía ahí.

De pronto, mi coche cambió, mi corbata se fue, mi pelo creció, me nacieron tres aretes en la oreja y estaba yo, a media tarde, escuchando a Ricardo Zamora en Radioactivo 98.5. ¡Así, de repente! La música era diferente, las voces diferentes, la esencia de mis sensaciones la misma. ¡Ajúa! Vino El principito a la mente, ¿ya me explico por qué? Las personas mayores. ¡Qué hueva! Las personas mayores escuchan al chaparrito que yo oigo en las mañanas, leen los periódicos que yo leo, se ponen corbata como yo, trabajan como yo, ¡escriben libros como yo! ¡No! Una urgencia de venir a este espacio, mi blog, mi twitter, mi atemporalidad, mi 2009, me inundó por completo.

Y yo sigo atorado en el tráfico, sin recordar con imágenes, sólo experimentando sensaciones. La voz cachonda, hombruna y ronca, medio elegante y medio progresista de una mujer que más tarde identifiqué como @leos y la frescura, espontaneidad y buen pedo que tiraba un tipo que más tarde identifiqué como @elbaxter me habían cautivado. ¿Dónde putas habías estado escondido ese programa por tanto tiempo? Seguramente donde estaba escondiendo yo al principito para ser persona mayor. ¡No soy! ¡No soy! ¡No soy!

De pronto, que les da por hablar de The Big Pink, ponen una canción y todo. ¿Ponen canciones de The Big Pink en el radio? No mamen. No es cierto. Sí, es cierto, pero qué voy a saber yo si sólo escucho mis discos o alguna estación de noticias. ¡Qué chingaos voy a saber si juego a ser persona mayor! Entonces pienso, esa pareja hablando en español por la mañana merece mi admiración y mi respeto (hablan de la otra pareja de músicos ingleses que tienen toda mi admiración y respeto. Chingón.) así que soy fan. Ahí viene la maravilla del 2009. Los encontré en twitter. A los dos. En menos de un minuto. Y por primera vez en años –tal vez desde los viernes de Radio Alicia en Rock 101– quiero que sea hora del programa para volverlo a escuchar. Por primera vez en años llegué a la oficina con la corbata floja. He hablado mucho de mi tiempo, de lo digital en las letras y de la importancia de cosa y media. Hoy me vale madre el análisis, quiero que me recomienden buena música. Quiero ser parte del mundo que estoy viviendo, y quiero estar junto a quienes lo divulgan. Hoy odio a las personas mayores. Mañana no escucho noticias. Punto.